OMA, domingo, 29 abril 2007 (ZENIT.org).- Aunque la fecundación in vitro se ha vuelto popular algunas de las prácticas implicadas en su utilización causan preocupación. Las autoridades sanitarias en Gran Bretaña han puesto en marcha recientemente una consulta pública sobre si poner límites o no al número de embriones que se pueden implantar.
Según la información de la página web de la Autoridad de Fertilización Humana y Embrionología (HFEA), actualmente uno de cuatro embarazos logrados a través de la fecundación in vitro da como resultado mellizos. Esta proporción es diez veces mayor que la de los embarazos naturales.
La HFEA declaró que estaba convencida de los argumentos recogidos en el informe «Un niño cada vez», llevado a cabo por un grupo de expertos independiente, sobre el hecho de que nacer en un parto múltiple como resultado de la fecundación in vitro es el mayor riesgo conocido para la salud y bienestar del nacido.
El informe, publicado el pasado octubre, recomendaba que sólo se transfiriera un embrión a aquellos pacientes de fecundación in vitro que tuvieran una alta probabilidad de concebir y, por lo mismo, de concebir mellizos.
La HFEA acaba de publicar un documento de consulta titulado «La Mejor Forma Posible de Comenzar a Vivir» como lanzamiento de la consulta pública que llevarán a cabo las autoridades sanitarias británicas. El texto observa que no son sólo los niños los que sufren por el número excesivo de embarazos múltiples. Las madres también pueden sufrir peligrosas complicaciones durante su embarazo.
En cuanto a los niños, afirmaba el documento, aunque muchos de los nacimientos tienen lugar sin problemas, no obstante una alta proporción de mellizos son muy vulnerables al comenzar sus vidas porque nacen muy pronto o muy pequeños.
Un estudio reciente citado por la HFEA descubrió que se podría haber evitado la muerte de 126 bebés sólo en 2003, si todos los que eran bebés procedentes de fecundación in vitro en el Reino Unido hubiesen sido hijos únicos.
El gran número de nacimientos múltiples también pone en tensión el sistema sanitario. Entre el 40 y el 60 de cada 100 mellizos de fecundación in vitro son transferidos cuando nacen a unidades neonatales de cuidados intensivos. Los nacimientos únicos de fecundación in vitro alcanzan en cambio sólo el 20%.
La consulta de la HFEA está abierta actualmente a aportaciones del público. Tras un proceso de estudio, en el 2008 se introducirán unas nuevas directrices para las clínicas.
El 26 de marzo, el Boston Globe informaba de la preocupación en Estados Unidos por el tema de los nacimientos múltiples de los tratamientos de fecundación in vitro. Muchos pacientes piden la implantación de varios embriones, en un deseo de asegurar el embarazo.
Según la doctora Elizabeth Ginsburg, directora médica del centro de fecundación in vitro del Brigham and Women»s Hospital, sólo el 10% de los 1.800 ciclos de fecundación in vitro llevados a cabo en la clínica el año pasado fueron transferencias de un único embrión.
Esta proporción es mayor que la de otras clínicas. El artículo citaba datos del 2005, de la Sociedad de Tecnología Reproductiva, que muestran que sólo un 2% de los ciclos de fecundación in vitro llevados a cabo por sus clínicas miembro por toda la nación eran transferencias de un único embrión.
Óvulos en venta
También se cuestiona la práctica de pagar a mujeres para que donen sus óvulos. En el pasado, las donaciones se limitaban a proporcionar óvulo para que se utilizaran en los tratamientos de fecundación in vitro. Con los avances en la investigación de células madre usando embriones humanos, la demanda de donaciones de óvulos ha aumentado drásticamente.
Los medicamentos utilizados por las clínicas para estimular los ovarios han afectado gravemente a algunas mujeres, declaraba Deirdre McQuade, portavoz del Secretariado de Actividades Pro-Vida de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos.
«La agenda de células madre de embriones es una amenaza no sólo para los humanos en estado embrionario sino también para las mujeres jóvenes», afirmaba en una declaración publicada el 8 de marzo. McQuade también llamaba la atención sobre los peligros que causa el pagar a mujeres para que donen sus óvulos. Esto podría conducir a la explotación de mujeres que sufren pobreza o vienen de minorías étnicas, afirmaba.
La tentación que sufren las mujeres para donar sus óvulos no es pequeña. En Estados Unidos una mujer puede recibir 5.000 dólares o más por donar óvulos, informaba Associated Press el 20 de enero. El artículo también observaba que la legislación que regula los pagos varía ampliamente y el tema está causando también enfrentamientos entre investigadores y organizaciones de mujeres.
Mientras tanto, las jóvenes cada vez son más objetivo de anuncios que ofrecen pagos por donar sus óvulos, informaba el Chicago Tribune el 4 de marzo.
Los anuncios aparecen en los autobuses urbanos, en los periódicos universitarios, y en la radio. Los precios ofrecidos por las donaciones también han aumentado de forma notable para aquellas mujeres con las cualidades académicas y físicas deseadas. Un anuncio citado por el artículo recordaba el ofrecimiento de 100.000 dólares por óvulos de mujer con probada capacidad atlética y de nivel universitario
Riesgos planteados
Los riesgos de donar óvulos, sin embargo, son muy reales. El periódico Telegraph de Londres informaba el 18 de febrero que, según un estudio publicado por la revista Thrombosis and Thrombolysis, investigadores italianos de la Universidad de Padua descubrieron que entre todas las mujeres que se sometían a un tratamiento de infertilidad, 1 de cada 10 sufrían diversas formas de reacciones adversas. Otro 1% corría el riesgo de desórdenes sanguíneos con riesgo para la vida.
Otro periódico del Reino Unido, el Independent, en un artículo el 2 de marzo, citaba investigaciones sobre los peligros de las mujeres que se someten a los procedimientos altamente agresivos de los tratamientos de fecundación in vitro. La investigación del Centro Médico de la Universidad de Utrecht, Holanda, publicada en The Lancet, una revista médica británica, encontró que las altas dosis de medicamentos utilizados para estimular los ovarios causan efectos secundarios no deseados. Además, una combinación de tratamientos y la implantación de un solo embrión reduce costes.
Otros peligros tienen que ver con los niños concebidos utilizando la fecundación in vitro. Los bebés resultantes tienen índices más altos de defectos al nacer, informaba el 9 de febrero Associated Press. La información viene de un estudio de más de 61.000 nacimientos en Canadá.
Los investigadores examinaron 61.208 nacimientos en Notario durante el 2005, incluyendo 1.394 resultado de fecundación in vitro. Consideraron el índice de defectos al nacer y consideraron las estimaciones de riesgo para reflejar las diferencias en las edades de las madres, si fumaban o no, el género de los bebés, las complicaciones al nacer y otros factores.
Cerca del 3% de los bebés nacidos por tratamientos de fertilidad tenían un defecto al nacer. Los bebés nacidos de forma natural tienen un porcentaje inferior al 2%. En general, tienen un 58% más de probabilidad de tener defectos al nacer.
Las probabilidades de que surjan problemas aumentan según la complejidad del tratamiento dado. El índice de defectos fue mayor con el fecundación in vitro, y menor cuando se limitaba sólo a dar medicamentos que ayudaran a que los ovarios de las mujeres produjeran más óvulos.
Abandonar al débil
La oposición de la Iglesia católica a la utilización de la fecundación in vitro es de todos conocida. Estas técnicas, observa el número 2376 del Catecismo de la Iglesia Católica, «lesionan el derecho del niño a nacer de un padre y una madre conocidos de él y ligados entre sí por el matrimonio».
Además, continúa el siguiente número, «disocian el acto sexual del acto procreador». El dominio de la tecnología sobre el origen y el destino de la persona humana «es en sí contraria a la dignidad e igualdad que debe ser común a padres e hijos».
Más recientemente, Benedicto XVI trató el tema de la tecnología y la persona humana, hablando el 12 de febrero a los participantes en un congreso internacional sobre ley natural. El Pontífice afirmaba: «Siento el deber de afirmar una vez más que no todo lo que es científicamente factible es también éticamente lícito».
«La técnica, cuando reduce al ser humano a objeto de experimentación, acaba por abandonar al sujeto débil al arbitrio del más fuerte.»
Continuando con sus comentarios, el Papa advertía: «Fiarse ciegamente de la técnica como única garante de progreso, sin ofrecer al mismo tiempo un código ético que hunda sus raíces en la misma realidad que se estudia y desarrolla, equivaldría a hacer violencia a la naturaleza humana, con consecuencias devastadoras para todos».
Por el padre John Flynn