MADRID/BRUSELAS, jueves, 10 enero 2008 (ZENIT.org).- Europa, un aborto cada treinta segundos; España, un aborto cada cinco minutos. El reciente estallido de la magnitud del aborto en suelo español al menos está movilizando la conciencia ciudadana y se puede emprender el camino «del principio del fin» de esta tragedia, confía el presidente del Instituto de Política Familiar (IPF) en el país, Eduardo Hertfelder.
De su mano nació esta institución civil (http://www.ipfe.org) hace siete años en España. Su implantación es internacional. Está presente en Francia, Noruega, Suiza, Bélgica --con delegación propia en Bruselas--, y en parte de Latinoamérica. Está en el Intergrupo de Familia e Infancia del Parlamento Europeo y goza de estatus consultivo en las Naciones Unidas.
El IPF busca el apoyo y la promoción de la institución familiar a través de la sensibilización de la sociedad haciendo visible la problemática que sufre la familia.
Para ello realiza informes, estudios y encuestas --que analizan la realidad con ayuda de un equipo multidisciplinar de expertos, partiendo rigurosamente de estadísticas oficiales-- y genera propuestas y soluciones que presenta a la sociedad y a las Administraciones Públicas y partidos políticos para implementar una verdadera política integral de la familia.
«Queremos que la familia sea considerada como patrimonio de la humanidad por parte de las legislaciones nacionales y supranacionales», declara Hertfelder a Zenit; «que se desarrollen normas y políticas públicas con perspectiva de familia» porque «no basta con considerarla en el plano teórico».
«Hay que pasar al terreno práctico tratando a la familia como célula básica de la sociedad», una demanda que Hertfelder desarrolla en esta entrevista concedida a Zenit a raíz de la evidencia de la magnitud del aborto en España, un drama que no conoce fronteras.
--Ha estallado el escándalo del aborto en España. El IPF tuvo que dar la voz de alarma porque el Ministerio de Sanidad estaba ocultando las cifras de abortos...
--Eduardo Hertfelder: Así es. El proceso es el siguiente: las clínicas abortivas, cuando practican abortos quirúrgicos, envían esos datos a las distintas Consejerías de las Comunidades Autónomas y éstas a su vez los transmiten al Ministerio de Sanidad, el cual, con todo ello, elabora un informe que tiene que estar preparado al final de cada año respecto al anterior, esto es, en diciembre de 2007 --como muy tarde-- se tienen que publicar los datos correspondientes a 2006.
Pero el Ministerio de Sanidad --en las distintas Administraciones y más en la actual-- está promocionando el aborto en varios niveles: ante todo con la falta de visibilidad del número de abortos. Pero también digamos que se engaña a la gente con la terminología, porque ya no se habla de aborto, sino de «interrupción voluntaria del embarazo», y ni siquiera de ello, sino de sus siglas, «IVE». Tampoco se habla ya de número de abortos, sino de tasa de abortos, y cuando se transmite a la sociedad, por ejemplo, que la tasa de abortos se ha elevado del 9,60 al 10,62 (en un año), pasa inadvertido este drama; la gente es insensible a lo que sucede. Si además la publicación de estos datos se realiza a finales de año -cumpliendo la ley--, pero en plenas vacaciones [de Navidad. NdR], pasa absolutamente desapercibido.
Consideramos que sido deliberado, por parte de la Administración, el intento de que esta realidad pasara desapercibida. Hemos demandado que los datos se vayan publicando a medida que se conozcan, primero por parte de las Comunidades Autónomas, y que luego la Administración Central no espere al último día.
Esta vez se llegó al extremo de que, habiendo comenzado el año 2008, todavía no se habían publicado las cifras de 2006, y nos consta que ello obedecía a que el número anual de abortos había cruzado el umbral de los 100 mil.
Publicamos desde el IPF una nota el 2 de enero denunciando esta ocultación; enseguida los medios de comunicación empezaron a difundirla y a llamar al Ministerio de Sanidad; éste cita la presión de los medios y de los distintos agentes sociales para haber hecho públicos los datos al poco tiempo.
--¿Opina que existe alguna relación con el hecho de que se destapara, también recientemente, la actuación ilegal de clínicas abortistas?
--Eduardo Hertfelder: Efectivamente. Es que no sólo las cifras de abortos eran muy significativas, sino que por primera vez en España, después de mucho tiempo, se había reavivado el debate del aborto al difundirse un vídeo, hace un año, en la televisión pública danesa sobre casos de práctica ilegal del aborto en nuestro país. Eso provocó la movilización legal de una plataforma ciudadana, «E-cristians», que fue tenida en cuenta y provocó que recientemente se desencadenara en Madrid y en Barcelona el cierre judicial de algunas clínicas que estaban realizando abortos ilegales.
Se pudo contemplar qué significa realmente el aborto; se pudo saber de médicos -si se les puede llamar así- sin escrúpulos que sólo buscan aumentar su negocio a costa de madre e hijo. Se produjo una sensibilización de la sociedad al ver estas imágenes espeluznantes. Intentando frenar el debate, la Administración por su parte retenía las cifras. La sociedad reclamó esos datos y no ha habido más remedio que publicarlos.
--¿Qué realidad reflejan las estadísticas oficiales?
--Eduardo Hertfelder: Que en España se han practicado 101.592 abortos en 2006.
Para captar la magnitud de lo que estamos hablando esto se traduce en que se practica un aborto cada cinco minutos en nuestro país. Cada día, 278 abortos; en una hora, 12 abortos. Esto debería hacer reflexionar a las Administraciones.
Además tengamos en cuenta que el aborto se ha duplicado en España en los últimos diez años, que el ritmo de crecimiento de esta práctica en nuestro país es el mayor de los 27 países de la Unión Europea, que la legislación española al respecto es muy débil [el Código Penal despenaliza el aborto en caso de malformación del feto (hasta las 22 semanas de gestación), en caso de violación (hasta las 12 semanas); en tercer lugar, se puede abortar sin límite de tiempo en caso de riesgo físico o psíquico para la salud de la madre, pero tal riesgo ha de ser grave. NdR].
El «riesgo físico y psicológico» implica que el 97% de los abortos se practican bajo esta previsión. Dentro de ese 97% --según nuestras estimaciones, porque faltan datos oficiales-- más del 90% de los abortos se acogen al riesgo psicológico, que se ha convertido en el gran coladero del aborto, dado que incluso ese riesgo psicológico no contempla límites de plazo: se puede abortar en cualquier momento de la gestación. Por eso, aunque no «de derecho», sí se produce «de hecho» el aborto libre en España.
--Aparte de esta permisividad legal, ¿qué otros motivos están llevando al aborto, a su incremento, a decidirse por esa dramática opción?
--Eduardo Hertfelder: En primer lugar insistamos en que el aborto es un negocio para muchísimas personas a costa de la vida de los niños y del drama y del daño psicológico que produce a las madres.
En segundo lugar existe una campaña errónea: se ha transmitido a la sociedad la «educación» -por llamarla así- sexual del «haz lo que quieras, como quieras y con quien quieras, porque se trata de un juego sin consecuencias». Se transmite una visión de la sexualidad centrada en la genitalidad, desgajada del amor y de la entrega a otra persona; se inculca, por ejemplo, que el preservativo es 100% «seguro», cuando científicamente no es así; y si hay algún «problema» se «soluciona» con la «píldora del día después». Todo esto además supone un gran negocio en España para clínicas, médicos y empresas farmacéuticas. Y está llevando a un aumento de los embarazos no deseados, por lo que se recurre al aborto quirúrgico.
--La divulgación científica y una información al alcance de todos hace difícil pensar que quien practica, colabora o recurre al aborto no sepa que se trata de la eliminación de una persona...
--Eduardo Hertfelder: El ser humano cae muchas veces en la negación, en todos los sentidos, y no quiere ver la problemática, porque de ser así hay que comprometerse. Además reiteradamente se ha transmitido que el aborto no tiene trascendencia, que es un «derecho», y que se gesta «algo» --no «alguien»-- que se puede extirpar en cualquier momento, y que no produce daños psicológicos a la madre ni para el niño -porque se difunde que no es tal--.
Ante esta visión ha faltado una reacción clara y una transmisión veraz de qué es el aborto. Cargamos ahora con las consecuencias de que se haya impregnado «con éxito» a la sociedad de una «cultura» contraria a la persona y a la vida.
--Todo este escándalo ha suscitado al menos perplejidad en la opinión pública. Podría ser un momento adecuado para despertar la conciencia personal y social de la gravedad del aborto y de sus repercusiones. ¿Qué sugiere para frenar esta tendencia del aborto e incluso ponerle punto final?
--Eduardo Hertfelder: No sólo «podría», sino que éste tiene que ser el momento que marque un punto de inflexión para que la gente se sensibilice sobre que realmente se están eliminando personas, y psicológicamente también se está destruyendo la vida de la madre, abocada al aborto.
Paradójicamente, ante estas cifras de abortos, la tendencia es incrementar la píldora del día después y el preservativo, por ejemplo. En lugar de admitir que se ha transmitido una visión errónea e irresponsable de la sexualidad, y que esto lleva al aborto y a su incremento, se incide en los medios contraceptivos. Por lo menos la sociedad se está dando cuenta de que esto no da resultado.
Es el momento, subrayo, de que haya un giro, y ello dependerá de la movilización de la sociedad civil y de la exigencia que se transmita a los partidos políticos y a las Administraciones. Si se prosigue con esta sensibilización que está produciéndose en muchos sectores y niveles de la sociedad española, será el comienzo del fin del aborto en España. Pero aún queda camino.
--El IPF tiene experiencia en el análisis de problemáticas familiares y en la aportación de soluciones. Goza de estatus consultivo especial con el Consejo Económico y Social de la ONU. ¿Podría apuntar algunos pasos en este camino que opta por la vida, o algunas medidas para que la sociedad prosiga en su movilización?
--Eduardo Hertfelder: Sí. Se trata de actuaciones a varios niveles. En primer lugar, se requiere seguir sensibilizando a la sociedad a través de los medios de comunicación, de dar visibilidad a esta problemática, pero también hay que llegar a las Administraciones. Por ejemplo, dado que en España emprendemos ahora el itinerario electoral, desde el IPF y otras instituciones estamos teniendo contactos con los partidos políticos para que incluyan medidas ante todo de apoyo a la mujer embarazada, para que ésta no sufra obstáculos para tener los hijos que quiera; hay que implementar los mecanismos de apoyo a la natalidad, se necesita voluntad política de ayuda a la mujer embarazada. Pensemos, por ejemplo, en la población inmigrante, cuyos recursos económicos son muy limitados: estamos hablando del 10% de nuestro país.
Por otro lado, está la propia ley del aborto en España. Ante todo, se necesita un compromiso para evitar el «coladero» del que hablábamos antes. En segundo lugar es necesario llegar a eliminar ese supuesto normativo del «riesgo psicológico», porque cuando una persona tiene un problema psicológico hay que ayudarle a resolverlo, no a crear otro aún mayor. Como primera etapa, eliminando ese «riesgo psicológico» de la ley, se evitaría ya el 90% de los abortos. Si se logra esto, y se sigue concienciando a la sociedad, se pueden emprender otras etapas hasta que verdaderamente la vida sea totalmente defendida en España.
--Desde que se «legalizó» el aborto en España, en 1985, se ha superado la cifra de 1.100.000 abortos registrados hasta el año 2006...
--Y por esos niños a los que se les ha impedido nacer también ha quedado afectada la vida de los padres por la decisión del aborto, por no mencionar a otros familiares. La cifra de personas digamos destruidas se multiplica...
--¿El IPF ha pulsado la reacción internacional al escándalo del aborto?
--Eduardo Hertfelder: Así es. En nuestra publicación del «Informe de la evolución de la Familia en Europa 2006» [NdR: disponible en el enlace http://www.ipfe.org/Informe_Evolucion_Familia_Europa_2006_Espanol.pdf ] advertimos hace unos meses de que en Europa se practican un millón de abortos al año, o sea, un aborto cada treinta segundos.
Presentamos este informe en el Parlamento Europeo, convocando una reunión abierta, y muchos europarlamentarios y representantes de medios de comunicación admitieron que hasta entonces no tenían conciencia de la gravedad de lo que se está viviendo. Por unas u otras razones, era un tema que no se había abordado y constataron que debía entrar en la agenda política y mediática. Han empezado a sensibilizarse y se está creando una corriente de apoyo a la vida y a la mujer embarazada en el Parlamento Europeo, si bien aún incipiente.
Confirmo que se está produciendo un surgimiento de distintas iniciativas en esta línea en muchos lugares. Se ha creado -y el IPF lo ha apoyado- un frente parlamentario mundial por la vida, es decir, distintos parlamentarios se han comprometido a luchar por la vida en sus respectivos parlamentos. De hecho, nació en Chile esa experiencia, y allí se logró frenar, por mayoría, una ley pro-aborto de Bachelet. Esa iniciativa local se está extendiendo: dentro de la sociedad también se están sensibilizando los parlamentarios, y es el comienzo para que se cree una cultura a favor de la vida y una legislación a favor de la vida.
El siguiente paso será en la ONU. En su seno el IPF, con distintos grupos también con estatus consultivo, tuvo una actuación muy importante denunciando el infanticidio femenino en China a través del aborto. Hemos logrado que la ONU lo empiece a abordar a través de sus documentos. Es un primer paso que tanto en ese nivel como en el Parlamento Europeo y en los nacionales se empiece a contemplar el tema de la vida como tema de agenda de debate y legislativa.
Por Marta Lago