HONG KONG, martes, 5 febrero 2008 (ZENIT.org).- Los católicos de China están ayudando a los emigrantes que no pueden regresar a sus hogares en las provincias del norte para celebrar el Año Nuevo chino debido a las tormentas de nieve, la lluvia o el caos de las comunicaciones, informa la agencia UCAN.
El 4 de febrero, cuando faltaban tres días para esta fiesta, más del 10% de los diez millones de trabajadores emigrantes en Guangdong permanecían todavía bloqueados en la estación ferroviaria de Guangzhou. Se estima que 600.000 de ellos no podrán subir al tren antes del 7 de febrero, el Día del Año Nuevo Lunar.
El obispo Joseph Gan Junqiu de Guangzhou declaró este lunes que la diócesis está preparándose a celebrar la fiesta en las parroquias con algunos de los emigrantes bloqueados y doscientos católicos locales están haciendo comida típica para la ocasión.
Unos días antes, el obispo y un grupo de católicos visitaron la estación de tren para informarse de las necesidades de la gente. «Hemos comprado comida, medicinas y mantas para los trabajadores bloqueados en la estación que esperan abordar los trenes», dijo.
«Esperamos hacer todo lo posible para ayudar», subrayó el obispo afirmando que hay grupos de laicos católicos preparados para ayudar si se necesita. Informó que la diócesis buscará alojamiento para quien lo solicite.
El 3 de febrero, los católicos de Guangzhou recogieron unos 50.000 yuanes (6.690 dólares) para las víctimas del desastre que serán enviados a las organizaciones humanitarias de las provincias golpeadas.
También en Guangdong, el padre Joseph Huang Bingzhang de la diócesis de Shantou dijo que la Iglesia local recolectó 20.000 yuanes y también asistirá los afectados.
La Iglesia de Shenzhen, una zona con muchos inmigrantes, ha emprendido iniciativas similares y ha animado a los inmigrantes católicos a celebrar la fiesta con la comunidad local.
En la diócesis de Chongqing, golpeada por las fuertes nevadas, católicos y sacerdotes se unieron para ayudar en los distritos de los suburbios y en los condados. Han visitado ya quinientos hogares gravemente afectados por la lluvia y la nieve.
El padre Joseph Zhang Yinlin de la diócesis de Anyang, en Henan, otra provincia que sufrió graves nevadas, comentó que al menos «es un bien para nuestra Iglesia poder ejercer la caridad durante la Cuaresma y el Año Nuevo Lunar».
Las inclemencias del tiempo no afectaron a la capital pero el obispo Joseph Li Shan de Pekín pidió al clero que recoja donativos y materiales para los damnificados.
En la cercana diócesis de Tianjin, el padre Paul Zhang Xizhou explicó a los católicos que su ayuno de Cuaresma sería más significativo si reservaban alimentos y dinero para los necesitados. «Pienso que la Iglesia debería tener una ‘voz' en el trabajo de ayuda, aunque sea pequeña. Los fieles todos unidos harán que esta voz sea grande», concluyó.