ROMA, martes, 26 febrero 2008 (ZENIT.org).- Representantes judíos han manifestado su voluntad de continuar con el diálogo con la Iglesia católica, más allá de las interpretaciones suscitadas por la nueva oración del Viernes Santo propuesta para las comunidades que celebren según el misal precedente al Concilio Vaticano II.
Los mensajes, algunos de ellos dirigidos directamente a la Santa Sede, tienen lugar después de duras críticas contra el texto de esa plegaria, en la que se reza para que los hijos del pueblo elegido, al igual que el resto de las personas, puedan llegar a reconocer a Jesucristo y su Iglesia (Cf. Zenit, 7 de febrero de 2008).
La plegaria sustituye a otra oración que se rezaba por los judíos antes del Concilio Vaticano II y que era percibida como ofensiva en algunas de sus expresiones, en parte a causa de la difícil historia de relaciones entre cristianos y judíos.
En declaraciones a los micrófonos de «Radio Vaticano» (7 de febrero) el cardenal Walter Kasper, presidente de la Comisión Pontificia para las Relaciones Religiosas con el Judaísmo, aclaró que esta oración, que sólo rezarán pequeñísimos grupos católicos, pues el resto de la Iglesia continuará con la oración que había introducido Pablo VI, sólo hace profesión de la fe cristiana, no busca hacer proselitismo de conversión.
«En el pasado, con frecuencia este lenguaje era de desprecio, como ha dicho Jules Isaac, un judío famoso. Ahora se da un respeto en la diversidad», ha reconocido el cardenal.
Entre las reacciones, destaca un artículo publicado en el periódico alemán Die Tagespost, el 23 de febrero de 2008, por Jacob Neusner, profesor de Historia y Teología del Judaísmo en el Bard College, quien apoya la explicación del cardenal, aclarando que la oración no hace más que expresar la identidad cristiana.
«Israel reza por los gentiles, de manera que los demás monoteístas, incluida la Iglesia católica, tienen el derecho a hacer lo mismo, y nadie debería ofenderse por ello. Una actitud diferente ante los gentiles les negaría la posibilidad de tener acceso al Dios uno, que Israel conoce en la Torá», explica el profesor que ha enseñado entre otras universidades en las de Columbia, Wisconsin-Milwaukee y Florida del Sur.
«Y la oración católica expresa este mismo espíritu generoso que caracteriza al judaísmo en el culto. El reino de Dio abre las puertas a toda la humanidad y, cuando los israelitas en el culto rezan por la rápida llegada del reino de Dios, expresan la misma generosidad de espíritu que caracteriza al texto del Papa de la oración por los judíos, mejor, por el "santo Israel", en el Viernes Santo», explica el professor judío.
La formula, «Recemos también por los judíos», al igual que sucede en las plegarias el pueblo elegido, «realiza la lógica del monoteísmo y de su esperanza escatológica», concluye Neusner.
Al Consejo Pontificio para Promoción de la Unidad de los Cristianos, en cuyo seno se encuentra la Comisión Pontificia para las Relaciones Religiosas con el Judaísmo, otros representantes de importantes organizaciones judías han enviado mensajes con los que buscan avanzar en el diálogo que comenzó con el Concilio Vaticano II.
El World Jewish Congress, por ejemplo, en una misiva, propone avanzar en el difícil camino del diálogo para profundizar precisamente aquellos aspectos que hieren mutuamente a los creyentes de ambas religiones, con franqueza, respeto y la necesaria apertura de espíritu.
El cardenal Kasper ha explicado en respuesta a consultas de organizaciones judías que el texto de la oración se inspira en San Pablo en la carta a los Romanos, capítulo 11, en el que se habla también de la alianza que no se ha roto entre Dios y el pueblo judío. La plegaría, constata, deja todo en manos de Dios y no en las nuestras. No habla de actividades misioneras.
Más allá del debate suscitado por la oración, la inmensa mayoría de los fieles católicos del mundo seguirán rezando la gran intercesión de la liturgia de la Pasión del Viernes Santo, según el misal adoptado en 1969, que entró en vigor en 1970, bajo el papado de Pablo VI: «Recemos por los judíos a quienes Dios habló en primer lugar: para que progresen en el amor de su Nombre y en la fidelidad a su alianza».
Por Jesús Colina