CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 3 marzo 2008 (ZENIT.org).- Benedicto XVI ha confesado este domingo su conmoción al recibir la noticia de la terrible muerte que han sufrido dos niños italianos y ha hecho un llamamiento para que se luche decididamente ante todo abuso contra la infancia.
Se trata de Salvatore y Francesco Pappalardi, de once y trece años, cuyos cadáveres han aparecido en un pozo de Gravina, en la región de Apulia, sur de Italia. Habían desaparecido en junio de 2006.
El Papa ha reconocido que su muerte «me ha golpeado profundamente al igual que a tantas familias y personas».
«Quisiera aprovechar la oportunidad para lanzar un grito a favor de la infancia: ¡cuidemos de nuestros pequeños!», exhortó.
«Hay que amarles y ayudarles para que crezcan. Se lo digo a los padres, pero también a las instituciones», aclaró.
«Al lanzar este llamamiento, pienso en los niños de todas las partes del mundo, en particular, en los que se encuentran más indefensos, o en los que sufren abusos. Confío cada niño al Corazón de Cristo, quien dijo: "Dejad que los niños vengan a mí"», concluyó.
Los dos niños italianos fueron localizados por casualidad el 26 de febrero cuando los equipos de Bomberos rescataron a un pequeño de once años que había caído en el mismo pozo. La autopsia todavía no ha permitido precisar las circunstancias de su muerte (accidental o provocada).
El padre, Filippo Pappalardi, se encuentra en la cárcel desde noviembre de 2007, pues no pudo justificar qué hizo durante dos horas en el día de la desaparición de los pequeños. Desde entonces se ha declarado inocente.