SYDNEY, viernes, 18 julio 2008 (ZENIT.org).- La religión es motivo de unidad y no de división, aseguró Benedicto XVI al dirigirse en la mañana de este viernes a representantes de otras religiones.
En el encuentro, celebrado en la sala capitular de la catedral de Santa María en Sydney, participaron cuarenta representantes de quince confesiones religiosas: judíos, musulmanes, budistas, hindúes, zoroastrianos y mandeos (minoría religiosa de Oriente Medio, que cuenta entre sus lenguas el arameo).
En el encuentro, tomaron la palabra para saludar al Papa el rabino jefe de la Gran Sinagoga de Sydney, Jeremy Lawrence, y el jeque Mohamadu Saleem, miembro ejecutivo del Consejo Nacional Australiano de Imanes, quien presentó el "fundamentalismo del amor" como antídoto al "fundamentalismo del odio".
Por su parte, el Papa alentó el aprecio que se da en la sociedad australiana por la libertad religiosa, "derecho fundamental" que "da a los hombres y mujeres la posibilidad de adorar a Dios según su conciencia, de educar el espíritu y de actuar según las convicciones éticas que se derivan de su credo".
"La armoniosa correlación entre religión y vida pública es especialmente importante en una época en la que algunos han llegado a pensar que la religión es causa de división en vez de una fuerza de unidad", aclaró el Papa.
"En un mundo amenazado por siniestras e indiscriminadas formas de violencia --aclaró--, la voz concorde de quienes tienen un espíritu religioso impulsa a las naciones y comunidades a solucionar los conflictos con instrumentos pacíficos en el pleno respeto de la dignidad humana".
Según explicó el obispo de Roma, "el sentido religioso arraigado en el corazón del ser humano abre a hombres y mujeres hacia Dios y los lleva a descubrir que la realización personal no consiste en la satisfacción egoísta de deseos efímeros".
"Nos guía más bien salir al encuentro de las necesidades de los otros y a buscar caminos concretos para contribuir al bien común. Las religiones desempeñan un papel particular a este respeto, en cuanto enseñan a la gente que el auténtico servicio exige sacrificio y autodisciplina, que se han de cultivar a su vez mediante la abnegación, la templanza y el uso moderado de los bienes naturales", reconoció.
Estos valores, reconoció, son particularmente necesarios para los jóvenes, por eso reconoció que "tanto las escuelas confesionales como las estatales podrían hacer más para desarrollar la dimensión espiritual de todo joven".
El rabino Jeremy Lawrence declaró que este tipo de encuentros muestras que la fe sigue viva, aunque viste muchos vestidos.