ROMA, jueves, 2 octubre 2008 (ZENIT.org).- Los carmelitas descalzos de la delegación generalicia del Congo se preparan a una celebración solemne del jubileo de oro de su presencia en África el próximo 15 de octubre. El primer país en el que se instalaron fue la actual República Democrática del Congo.
Sin embargo, les había precedido la rama femenina de la Orden que estaba ya presente en Kabwé desde 1934.
Los cristianos de la parroquia del Padre Nuestro, en Kananga, primera ciudad en la que se instalaron los misioneros carmelitas, iniciaron los festejos del jubileo el pasado 6 de abril. En la próxima celebración, participará también la Iglesia local.
Según datos de los archivos carmelitas -informa la página web de la Orden--, los padres Bonifacio y Villibrordo, dos carmelitas de la provincia de Flandes -hay que recordar que entonces el Congo era colonia belga--, tocaron el suelo de Luluaburg (actual Kananga) el 15 de abril de 1958, tras el fracaso de una fundación en Lumunbashi.
La presencia femenina de la Orden y las repetidas peticiones recibidas eran circunstancias importantes para un feliz logro de la nueva fundación.
La primitiva iglesia de la parroquia Padre Nuestro fue bendecida por monseñor Bakole, el 24 de noviembre de 1966.
A los pioneros flamencos sucedieron miembros italianos de la Orden en 1968. Posteriormente, algunos de ellos pasaron el testigo a los carmelitas congoleños que han asegurado con coraje la supervivencia de la obra misionera, en un país que ha vivido y sufre todavía graves conflictos.
Un folleto sobre la historia del Carmelo en el Congo, una exposición de fotos y de recuerdos de los primeros misioneros, conferencias y escuelas de oración se preparan para subrayar los cincuenta años de presencia de los carmelitas descalzos en el Congo.
En esta ocasión, los dos carmelitas más antiguos en la comunidad Costantin Kabasubabu y André Tshibuabua, festejarán sus 25 años de vida religiosa en la Orden.
La actual circunscripción, nacida de la primera implantación, cuenta actualmente con más de sesenta miembros, distribuidos en nueve casas.
El porvenir -indica la nota de la Orden- reposa en la fidelidad de una multitud de carmelitas "empeñados en muchos frentes de la Iglesia del Congo, de África y del mundo. El crecimiento del Carmelo masculino en África sólo tiene 50 años".
Por Nieves San Martín