CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 14 diciembre 2008 (ZENIT.org).- Benedicto XVI tranquilizó este domingo a muchas personas que hoy día, como sucedía entre los primeros cristianos, prevén calamidades o fenómenos más o menos dantescos ligados a un más o menos inminente regreso de Cristo.
El pontífice aclaró que el regreso de Jesús, así como su "cercanía", es ante todo una cuestión de amor, pues "el amor acerca".
Al introducir la oración mariana del Ángelus a mediodía, el Papa explicó que este tercer domingo de Adviento es conocido como "Domenica gaudete" (estad alegres), porque la antífona de entrada comienza con una exhortación de san Pablo a los Filipenses "Estad siempre alegres en el Señor", porque "el Señor está cerca".
"Esta es la razón de nuestra alegría -aseguró el Papa hablando desde la ventana de su estudio--. Pero, ¿qué significa: 'el Señor está cerca'? ¿Cómo tenemos que entender esta 'cercanía' de Dios?", se preguntó.
"El apóstol Pablo, al escribir a los cristianos de Filipos, piensa evidentemente en el regreso de Cristo, y les invita a estar alegres pues es seguro", respondió en su alocución dirigida a los miles de peregrinos congregados en la Plaza de San Pedro del Vaticano.
Sin embargo, recordó, el mismo Pablo, en su Carta a los Tesalonicenses, advierte que nadie puede conocer el momento de la venida del Señor (Cf. 1 Ts 5,1-2) y pone en guardia ante todo alarmismo, como si el regreso de Cristo fuera inminente (Cf. 2 Ts 2,1-2).
De este modo, "ya entonces, la Iglesia, iluminada por el Espíritu Santo, comprendía cada vez mejor que la "cercanía" de Dios no es una cuestión de espacio y de tiempo, sino más bien una cuestión de amor: ¡el amor acerca!", exclamó.
Por este motivo, concluyó, "la próxima Navidad vendrá para recordarnos esta verdad fundamental de nuestra fe y, ante el Nacimiento, podremos gustar la alegría cristiana, contemplando en el recién nacido Jesús el rostro de Dios que por amor se hizo como nosotros".