HENG DING/STAMFORD, viernes, 7 enero 2005 (ZENIT.org).- El pasado 5 de enero el obispo Julius Jia Zhiguo, de la Iglesia católica «clandestina» --que reconoce la autoridad del Papa, pero no está oficialmente aprobada por Pekín-- fue arrestado en una iglesia situada en el pueblo de Wu Qiu por tres miembros de la Oficina de Asuntos Religiosos.
La detención por parte de las autoridades chinas se produjo a las 17.30 horas ?de Pekín--. El prelado podría estar retenido en algún lugar de Shijiazhung (Hebei), según la información de que dispone «The Cardinal Kung Foundation» y que ha remitido este viernes a Zenit.
Al frente de la diócesis de Zheng Ding --una de las más vivas de Hebei, la zona de mayor concentración de católicos con aproximadamente un millón y medio--, monseñor Jia Zhiguo, de 69 años, fue consagrado obispo en 1980.
Ha vivido casi todo su ministerio episcopal bajo arresto domiciliario y ya ha pasado 20 años en prisión. En su propia casa se ocupa del cuidado de un centenar de huérfanos discapacitados
Esta es la sexta detención que sufre en nueve meses. El pasado 5 de abril monseñor Jia Zhiguo fue arrestado por cuatro miembros de seguridad del gobierno, quienes se lo llevaron de su residencia sin explicaciones.
Inmediatamente después de una detención que se prolongó hasta el 14 de abril, la Santa Sede --a través del director de la Oficina de Prensa, Joaquín Navarro-Valls-- no dudó en calificar el arresto ?producido sin que mediaran explicaciones ni motivaciones jurídicas-- de inadmisible en un Estado de Derecho.
Otros cinco días pasó retenido desde que fue arrestado nuevamente por dos policías el 13 de junio en la provincia de Hebei (noreste de China) junto a un sacerdote trapense, Placid Pei Ronggui.
El 9 de septiembre de 2004 el prelado chino fue obligado por dos miembros de las fuerzas de seguridad a hacer un recorrido de tres días por Wengtang, en Pingshan. Le hicieron además pagar los gastos de alojamiento y manutención, incluidos los de los oficiales. El día 30 del mismo mes, fue secuestrado por personal de seguridad del distrito de Shijiazhung.
El pasado 14 de diciembre, el obispo Jia Zhiguo fue detenido junto a once sacerdotes. Todos fueron puestos el libertad horas después.
Para Joseph Kung, presidente de «The Cardinal Kung Foundation», puesto que China «tiene el honor de acoger los Juegos Olímpicos del 2008», «el Comité Olímpico o los gobiernos del mundo no deberían tolerar estas atroces persecuciones sin protesta alguna y no deberían apartarse de víctimas inocentes e indefensas».
«De lo contrario --añade--, el noble nombre de ?Olímpico? podría mancharse con su asociación a persecuciones y violaciones de los derechos humanos».
Con sede en Stamford (Connecticut, Estados Unidos), «The Cardinal Kung Foundation» (www.cardinalkungfoundation.org) se dedica a la promoción de la libertad religiosa de la Iglesia católica en China. La fundación fue creada por el cardenal Ignatius Kung Pinmei, fallecido en marzo de 2000, obispo de Shanghai que tuvo que exiliarse en los Estados Unidos.
A veces, en ocasiones de importantes reuniones del Partido o de visitas de jefes de Estado y personalidades extranjeras, el obispo de Zheng Ding es detenido y aislado en lugares desconocidos.
El prelado, antes de momentos litúrgicos señalados --Navidad, Epifanía, Pascua, Pentecostés, la Asunción--, también es secuestrado y sometido a adoctrinamiento para prevenir celebraciones y reuniones de cristianos «clandestinos», recuerda «AsiaNews».
En 1999, para evitar su actividad evangelizadora, la policía prohibió al obispo mantener abierto un orfanato para niños abandonados y discapacitados, pero posteriormente tuvo que autorizarlo a causa de las presiones internacionales. Los chavales son mantenidos por el propio prelado en su casa, recuerda la agencia del PIME..
Ésta recuerda que en China se permite el culto católico sólo en los lugares y con el personal reconocido por el gobierno, o sea, una especie de Iglesia católica «oficial». Obispos, sacerdotes y laicos de la Iglesia «no oficial» sufren continuas violencias y detenciones.
Pero desde el año 2000 el control gubernamental ha aumentado también hacia la Iglesia oficialmente reconocida. Más del 80% de los obispos nombrados por Pekín han pedido en estos años, secretamente, reconocimiento y reconciliación con la Santa Sede, haciendo inútil el intento del partido comunista de construir una Iglesia nacional en China.
Seminaristas, sacerdotes y obispos de la Iglesia «oficial», en diversos momentos del año, son sometidos a meses enteros de «puesta al día» sobre la política religiosa del gobierno, sesiones en las que se imparten lecciones de marxismo y se incide en la importancia del liderato del partido comunista chino.