PARÍS, miércoles 10 de junio de 2009 (ZENIT.org) - "El cristianismo nos permite a menudo reencontrar nuestras raíces", afirma el rabino Rivon Krygier.
El reconocido experto francés en la ley judía destaca la "absoluta necesidad" del diálogo interreligioso y revela que su experiencia de diálogo con los cristianos le ha aclarado mucho sobre su propia religión.
"Cuando empezamos a hablar, todos tenemos que superar los estereotipos y prejuicios --explica al semanario de la arquidiócesis de la capital francesa, "París Notre-Dame"--. Yo mismo viví la experiencia".
"Para mí, el cristianismo era una religión superficial, basada sólo en los afectos, una fe irracional, que implicaba la negación del cuerpo, etcétera", reconoció.
"A través del diálogo, descubrí, no sólo las grandes riquezas espirituales, sino también los hombres y mujeres ejemplares por su fe y sus obras, 'justos', según nuestro vocabulario --añade--. Su fe y la mía no son rivales, sino que tienden, de la mano, al reino de Dios".
Para Rivon Krygier, rabino de la comunidad masorti Adath-Shalom, de París, "los Evangelios constituyen una visión rica, una reflexión sobre el judaísmo".
"El estudio del Evangelio y el diálogo con los cristianos me ha aclarado mucho sobre mi propia tradición", asegura.
En ellos, "se siente realmente el judaísmo de Jesús, su manera de interpretar y vivir la fe judía, en la escuela de los grandes profetas".
Según el rabino, "en su memoria o en su culto, el cristianismo ha conservado muchas costumbres judías que han sido completamente abandonadas en el judaísmo que continuó evolucionando".
Como ejemplo, destacó la celebración de la vigilia pascual que en algunas comunidades cristianas dura toda la noche.
"Ésa es una tradición judía esencial, pero abandonada y olvidada por muchos", explica.
"Pero ellos dicen que la mayoría de las veces es el cristianismo el que reencuentra sus raíces en este diálogo", destaca.
Sobre su visión de Jesús, el rabino afirma: "Para mí, como judío, Jesús encarna a un hombre desesperado por la redención y la salvación; quería acelerar la venida del Reino de Dios y a ello se dedicó a lo largo de su vida".
También valora que Jesús, "en realidad ha ayudado a millones de no-judíos en todo el mundo a unirse a la cepa de Israel y a la fe de monoteísmo universal de acuerdo con la promesa hecha a Abraham".
"Se ha visto que Jesús ha desencadenado realmente un movimiento espiritual de una amplitud mayor, fundamentalmente respetable (aunque lamentamos la larga controversia entre los judíos y los cristianos) y esto en sí mismo es parte del mesianismo", afirma.
Para el rabino, "las espiritualidades se iluminan y pueden ayudarnos a comprender mejor nuestra propia religión, al tiempo que se construye la fraternidad universal buscada en el proyecto último de nuestras respectivas religiones".
A mismo tiempo, reconoce algunos factores que dificultan el diálogo entre cristianos y judíos, como el número inferior de judíos respecto a los cristianos, que hace que los judíos estén menos representados en el escenario de diálogo.
También el hecho de que "muchos judíos no son practicantes o no están interesados en la religión" y "la mayoría de los que tienen una inquietud espiritual tienen la necesidad de profundizar en su propia tradición".
Por otra parte, "las comunidades judías se encuentran dispersas y no tan bien organizadas como la Iglesia y eso no favorece las reuniones formales con otras comunidades".