Partes de esta serie: El Papa reza para que los cristianos, firmes en su fe, se abran al diálogo interreligioso ·
Salmo 6 IUDAD DEL VATICANO, lunes, 4 octubre 2004 (ZENIT.org).- Juan Pablo II reza durante este mes de octubre para «que los cristianos, firmes en su fe, se abran al diálogo con quienes pertenecen a otras tradiciones religiosas».
Así lo anuncia la intención general del Apostolado de la Oración, que el Santo Padre asume como propia para ofrecer sus oraciones y sacrificios junto a miles de laicos, religiosos, religiosas, sacerdotes y obispos del mundo entero.
La «pluralidad religiosa», junto a la «rapidez de las comunicaciones, de la movilidad de las personas, de la interdependencia», son características del mundo actual, apunta el Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso comentando la intención general del Papa.
Estos aspectos plantean la necesidad de ser testigos conscientes y auténticos intérpretes tanto de los valores de nuestra fe como de los otros credos, «siempre dispuestos a dar el testimonio apropiado y convencido del inmenso don de nuestra fe», dice una nota difundida desde el dicasterio.
Con todo, a pesar del espíritu de apertura hacia las otras religiones emprendido por el Concilio Vaticano II y a continuación fortalecido por el Magisterio de la Iglesia y en particular por la obra de Juan Pablo II, por parte de muchos cristianos se plantean aún dudas derivadas del «temor a que la práctica del diálogo interreligioso pueda minar su fe y comprometer su identidad cristiana».
«Reconocer la presencia del Espíritu Santo en la vida de las demás tradiciones religiosas no implica que todo en ellas sea fruto del Espíritu Santo», aclara la nota.
«En efecto --prosigue--, el pecado opera en el mundo de tal forma que las tradiciones religiosas, a pesar de sus valores positivos, reflejan los límites del espíritu humano, llevado a veces a elegir el mal».
De acuerdo con el Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso, «una aproximación abierta y positiva de las otras tradiciones religiosas no puede ignorar las contradicciones que pueden existir entre ellas y nuestra revelación cristiana».
De hecho «debemos reconocer que existe incompatibilidad entre algunos elementos fundamentales del cristianismo y algunos aspectos de las otras corrientes religiosas».
Así como al dialogar con las otras tradiciones religiosas los «cristianos se pueden ver obligados a responder serenamente a las objeciones sobre el contenido de su credo», también deben estar dispuestos a «aceptar críticas», subraya.
Y es que «a pesar de la plenitud de la revelación divina en Jesucristo, la forma en que los cristianos comprenden su religión y la practican puede necesitar purificación», advierte el dicasterio.
La nota explica a continuación que la apertura al diálogo no implica también el deber de «poner al margen las respectivas convicciones religiosas»; al contrario: «la sinceridad del diálogo requiere que cada uno de los participantes se empeñe en este camino con toda su fe».
Aún permaneciendo enraizados en nuestra fe, según la cual «la totalidad de la revelación divina se ha realizado en Jesucristo», los cristianos debemos recordarnos que, «en cierta manera, Dios se ha mostrado también a los que sustentan otras tradiciones religiosas».
Recuerda igualmente el dicasterio que «el carácter integral de la verdad revelada en Cristo no da a cada uno de los cristianos separadamente la seguridad de que él esté en total posesión de esta verdad».
«La verdad no es un bien que debamos poseer, sino una persona, Jesucristo, de la que nos debemos dejar poseer», aclara.
La invitación es la de descubrir, a través de una apertura al diálogo, que «la acción de Dios realizada por Jesucristo en su Espíritu es la misma que sigue realizando en el mundo para todo el género humano», finaliza.
Todos los meses, el Papa también ofrece sus oraciones por una intención misionera, que en octubre será: «Que en el continente latinoamericano aumente la presencia cualificada de los católicos en la vida pública y en los medios de comunicación social».
Partes de esta serie: El Papa reza para que los cristianos, firmes en su fe, se abran al diálogo interreligioso ·
Salmo 6