CIUDAD DEL VATICANO/BARCELONA, domingo 24 de enero de 2010 (ZENIT.org).- El Papa propuso al nuevo beato Josep Samsó i Elias como modelo tanto para sacerdotes como para laicos, este domingo tras rezar el Ángelus desde la ventana de su estudio junto a varios miles de peregrinos congregados en la plaza de San Pedro del Vaticano.
“Que en este Año Sacerdotal, su ejemplo sirva de estímulo a los presbíteros en el solícito ejercicio de su ministerio pastoral y anime a los fieles a dar en todo momento un testimonio valiente y convencido de su fe”, auspició.
Y añadió: “Para los sacerdotes, especialmente para los párrocos, él constituye un modelo de dedicación a la catequesis y a la caridad con los pobres”.
En lengua catalana, el Papa destacó: “Que el nuevo beato Josep Samsó i Elias os bendiga y os proteja; feliz domingo”.
El sacerdote Josep Samsó i Elias, martirizado en 1936, fue beatificado este sábado en la basílica de Santa María de la ciudad barcelonesa de Mataró, de la que fue párroco.
Benedicto XVI calificó hoy a este sacerdote asesinado durante la guerra civil española como un “verdadero testigo de Cristo” que “murió perdonando a sus perseguidores”.
“En su martirio, entregó generosamente su vida al Señor entre palabras y gestos de perdón y misericordia”, dijo.
El Papa pronunció estas palabras un día después de la histórica beatificación, a la que asistieron unas 1.500 personas, entre ellas una veintena de obispos y unos 450 sacerdotes.
La ceremonia del sábado comenzó con una procesión entre la multitud de personas que abarrotaban la basílica, tanto en la nave central, como en las capillas laterales e incluso en el exterior del templo, donde se habían instalado pantallas gigantes.
El descubrimiento de la enorme imagen del nuevo beato colgada en la parte superior central de la iglesia, y la lectura del decreto del Papa autorizando la beatificación, por parte del prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, monseñor Ángel Amato, fueron momentos especialmente emotivos que los presentes vivieron entre aplausos y, en algunos casos, con lágrimas en los ojos.
Algunos que le conocieron personalmente todavía pueden contar sus recuerdos, y muchas personas han conocido muy de cerca su vida sacerdotal ejemplar y el testimonio de perdón y reconciliación de su muerte.
El deseo de promover su beatificación estaba muy presente desde los tiempos de su misma inmolación, especialmente en la ciudad de Mataró, cercana a Barcelona.
En la homilía, el arzobispo de Barcelona, el cardenal Lluís Martínez Sistach, afirmó que “la fe y la santidad tienen unos efectos beneficiosos no sólo en las personas individuales, sino también en la sociedad”.
Al final de la ceremonia, monseñor Amato dijo a los asistentes que “esta beatificación es un signo de la estima y del amor que Benedicto XVI demuestra por su patria, tierra prolífica de santos y santas”.
Y deseó “que el beato mártir Josep Samsó i Elias, hijo glorioso de esta tierra, continúe inspirando pensamientos y acciones de bondad, de compartir y de paz".
Después de la Eucaristía, los centenares de presbíteros de toda Cataluña asistentes celebraron una gran fiesta sacerdotal, convocados por sus obispos y junto a ellos, en el colegio Valldemia de los Maristas de Mataró.