EDIMBURGO, jueves 16 de septiembre de 2010 (ZENIT.org).- Hoy Benedicto XVI inició su visita oficial de cuatro días al Reino Unido. En una reunión con los líderes del estado, afirmó el liderazgo de Gran Bretaña a lo largo de la historia, y destacó sus raíces cristianas.
El Papa llegó esta mañana al aeropuerto de Edimburgo, donde fue recibido por el príncipe Felipe, duque de Edimburgo, el arzobispo Faustino Sainz Muñoz, nuncio apostólico en Gran Bretaña, Alex Salmond, primer ministro de Escocia, y otras personalidades.
Esta es la primera visita oficial de Estado oficial de un Papa al Reino Unido, iniciado por una invitación de la reina Isabel II a Benedicto XVI. La última visita papal (de carácter pastoral) tuvo lugar en 1982, cuando Juan Pablo II viajó a Gran Bretaña.
Se celebró una ceremonia de bienvenida a Benedicto XVI, al que asistió la reina Isabel II, se celebró en el Palacio de Holyroodhouse. El Pontífice también se reunió en privado con la reina.
Después, en el parque del palacio, el Santo Padre pronunció un discurso a los dirigentes políticos, civiles, y líderes eclesiásticos de Escocia, en la que destacó las "raíces cristianas profundas que aún están presentes en todos los ámbitos de la vida británica".
“El respeto de sus antepasados por la verdad y la justicia, la misericordia y la caridad, os llegan desde una fe que sigue siendo una fuerza poderosa para el bien de vuestro reino y el mayor beneficio de cristianos y no cristianos por igual”, dijo Benedicto XVI.
“Muchos ejemplos de esta fuerza del bien los encontramos en la larga historia de Gran Bretaña”, prosiguió.
“Gracias a figuras como William Wilberforce y David Livingstone, Gran Bretaña intervino directamente para detener la trata internacional de esclavos”, señaló el Papa.
También destacó el ejemplo de mujeres como Florence Nightingale, que “inspiradas por la fe, sirvieron a los pobres y a los enfermos y establecieron nuevos métodos en la asistencia sanitaria que posteriormente se difundieron por doquier”.
En este sentido, señaló el Papa, “John Henry Newman, cuya beatificación celebraré próximamente, fue uno de los muchos cristianos británicos de su tiempo, cuya bondad, elocuencia y quehacer honraron a sus compatriotas”.
Luchar contra la tiranía
El Pontífice quiso destacar también el importante papel jugado por Gran Bretaña y sus dirigentes durante la Segunda Guerra Mundial, enfrentándose “a la tiranía nazi que deseaba erradicar a Dios de la sociedad y negaba nuestra común humanidad a muchos, especialmente a los judíos, a quienes no consideraban dignos de vivir”.
“Recuerdo también la actitud del régimen hacia los pastores cristianos o los religiosos que proclamaron la verdad en el amor, se opusieron a los nazis y pagaron con sus vidas esta oposición”.
Además, Gran Bretaña “jugó un papel esencial en la forja del consenso internacional de posguerra, que favoreció la creación de las Naciones Unidas y marcó el comienzo de un período de paz y prosperidad en Europa hasta entonces desconocido”.
También alabó “los acontecimientos en Irlanda del Norte, que condujeron a la firma del Acuerdo de Viernes Santo y a la restitución de competencias a la Asamblea de Irlanda del Norte”, que “ayudaron al alumbramiento de una solución pacífica del conflicto”.
“Al mirar al exterior, el Reino Unido sigue siendo, política y económicamente, una figura clave en el ámbito internacional”, afirmó el Papa. “Del mismo modo, dado que sus opiniones tienen una audiencia tan amplia, los medios de comunicación británicos tienen una responsabilidad más grave que la mayoría y una mayor oportunidad para promover la paz de las naciones, el desarrollo integral de los pueblos y la difusión de los auténticos derechos humanos”.
Por ello, insistió a los presentes a que “no se debilite la raíz cristiana que sustenta sus libertades”.
“Que en esta exigente empresa mantenga siempre su respeto por esos valores tradicionales y expresiones culturales que formas más agresivas de secularismo ya no aprecian o siquiera toleran”, añadió el Papa.
Por su parte, la Reina Isabel II reconoció que la religión “siempre ha sido un elemento crucial en la identidad nacional y la conciencia histórica” británica, y quiso destacar el papel del la Santa Sede en el ámbito internacional, particularmente en la resolución del conflicto norirlandés.
“Yo sé que la reconciliación fue un tema central en la vida del cardenal John Henry Newman, para el que va a celebrar una misa de beatificación el domingo”, afirmó la Reina, augurando que la visita del Papa sea “una oportunidad para profundizar la relación entre la Iglesia Católica Romana y la Iglesia de Inglaterra y la Iglesia de Escocia”.
Tras el discurso, el Pontífice se dirigió a la residencia del arzobispo de Edimburgo para almorzar con el resto de su séquito. De ahí se dirigió a la celebración de la Misa al abierto en el Bellahouston Park de Glasgow.