CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 22 de diciembre de 2010 (ZENIT.org).- En medio de un ambiente ya festivo, el Papa Benedicto XVI recibió, de una delegación ortodoxa, las felicitaciones navideñas, junto con el deseo de un nuevo año “ecuménico”, al terminar la Audiencia General.
Tras los saludos en distintos idiomas, a los peregrinos procedentes de todo el mundo, el Papa recibió la felicitación de Navidad del metropolita ruso de Chersoneso, Innokentij, y del abba Yoseph, arzobispo de la Iglesia ortodoxa etíope.
Ambos dieron al Papa “una cordial felicitación de Navidad” con la esperanza de que “el año 2011 traiga nuevos progresos en el diálogo ecuménico”, según recoge L'Osservatore Romano en su edición de hoy.
Otra de las personas que se acercó a saludar al Papa fue el sacerdote y escritor español Jesús Sánchez Adalid, conocido autor de novelas históricas, como El cautivo y La Sublime Puerta.
Sánchez Adalid había acudido a Roma al frente de un grupo de peregirnos de su parroquia de Alange, en la dióceiss de Mérida-Badajoz.
También presentaron al Papa la primera edición en alemán de las Fuentes Franciscanas, en una edición preparada por el experto protestante Dieter Berg, así como un volumen, por parte del director de los Museos Vaticanos, Antonio Paolucci, titulado Memento Aquila, sobre los efectos en el patrimonio histórico provocado por el terremoto en esta ciudad italiana.
Además, el Centro Santo Domingo de Bolonia le regaló una colección de escirtos de su fundador, padre Michele Casali, y un grupo de escritores, entre los que figuran el director de L'Osservatore Romano, Gian Maria Vian, y Giuseppe Costa, director de la Libreria Editrice Vaticana, le regalaron el libro Invito alla lettura (Invitación a la lectura), publicado junto a la opera omnia de Joseph Ratzinger.
Un grupo musical italiano, los zampognari del Matese (Bojano, sur de Italia) amenizaron en encuentro con melodías navideñas, mientras que una delegación de la ciudad de Bolsena (cerca de Roma) ofreció al Papa peces del lago, una antigua tradición que se reanudó bajo el pontificado de Pablo VI.