ISLAMABAD, miércoles 2 de marzo de 2011 (ZENIT.org).- El ministro paquistaní para las minorías, el católico Shahbaz Bhatti, fue asesinado hoy por la mañana a tiros por un grupo de hombres armados en la capital, Islamabad.
Unos hombres enmascarados detuvieron su vehículo, en una calle de Islamabad, obligaron a Shahbaz Bhatti a bajar del mismo y dispararon sobre él durante dos minutos. Bhatti no llevaba escolta.
El político, de 42 años, que acababa de ser confirmado en su cargo, había sido amenazado de muerte en varias ocasiones, por haber defendido a Asia Bibi, la mujer cristiana acusada de blasfemia, y por haber pedido una revisión de las leyes antiblasfemia vigentes en el país.
El propio Bhatti, en varias intervenciones públicas, había hablado del peligro que corría y de las amenazas de que estaba siendo objeto, especialmente después del asesinato del gobernador del Punjab, Salman Taseer, por oponerse a la ley antiblasfemia.
"Sé que podría ser asesinado si continuo mi batalla, pero no tengo miedo”, había dicho públicamente.
En declaraciones a Radio Vaticano del 5 de enero, tras la muerte de Taseer, Shahbaz Bhatti aseguró que no tenía miedo a las amenazas.
“Creo que el descubrimiento de la violencia no puede crear miedo y no puede detenernos de levantar la voz en favor de la justicia y de la protección de las minorías y de las personas inocentes de Paquistán.”, afirmaba
Primeras reacciones
El presidente paquistaní, Asif Ali Zardari, y el primer ministro Syed Yusuf Raza Gilani han condenado el asesinato y han asegurado que “''simili atti non faranno arretrare il governo nella sua lotta al terrorismo e all'estremismo''.
El ministro de exteriores italiano Franco Frattini expresó personalmente y en nombre del Gobierno italiano “la más firme condena por el bárbaro atentado” que ha costado la vida a Bhatti, una persona que “se había distinguido por su visión y por su compromiso por construir una sociedad basada en el diálogo y al tolerancia hacia todas las minorías y las diversas religiones”.
Para monseñor Joseph Coutts, obispo de Faisalabad y vicepresidente de la Conferencia Episcopal paquistaní, hoy “es una jornada verdaderamente negra para los cristianos en Paquistán”, una “noticia terrible que nos pone a todos en una situación de gravísima emergencia”.
“Los cristianos no sólo están tristes, sino también enfurecidos, tendremos que hacer algo para organizarnos por nosotros mismos”, agregó, en declaraciones a la agencia italiana SIR. “Este homicidio demuestra que ni siquiera un ministro está a salvo”.
En declaraciones a Asianews, monseñor Anthony, obispo de Islamabad-.Rawalpindi, que conocía a Shahbaz Bhatti desde la infancia, recordó las recientes palabras del ministro cuando confirmó su cargo, de que habría combatido “hasta la última gota de su sangre”.
“El se lo jugó todo, mantuvo una postura firme y ha pagado el precio con su sangre”, afirmó el prelado. “Lo que ha sucedido debería abrir los ojos a las minorías y al Gobierno. ¿Cuánta sangre tendrá que derramarse aún para entender que se ha colmado la medida?”.