CIUDAD DEL VATICANO, jueves 5 de mayo de 2011 (ZENIT.org).- Ofrecemos a continuación el mensaje que el Papa Benedicto XVI envió al cardenal William J. Levada, presidente de la Pontificia Comisión Bíblica, con ocasión de su Asamblea Plenaria, que este año lleva por tema “Inspiración y Verdad en la Biblia”.
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Al Venerado Hermano
Señor cardenal William Levada
Presidente de la Pontificia Comisión Bíblica
Me es grato enviarle a usted, al secretario y a todos los miembros de la Pontificia Comisión Bíblica mi cordial saludo con ocasión de la Asamblea Plenaria anual. Esta Comisión se ha reunido por tercera vez, ocupándose del tema que se le ha confiado: “Inspiración y Verdad en la Biblia”.
Este tema constituye uno de los puntos principales de mi Exhortación apostólica postsinodal Verbum Domini, que lo trata en la parte inicial (cfr n. 19). “Un concepto clave – escribí en este Documento – para tomar el texto sagrado como Palabra de Dios en palabras humanas es ciertamente el de la inspiración” (ibid.). Precisamente la inspiración, como actividad de Dios hace que en las palabras humanas se exprese la Palabra de Dios. En consecuencia, el tema de la inspiración es “decisivo para el acercamiento adecuado a las Escrituras y para su correcta hermenéutica” (ibid.). De hecho, una interpretación de los Sagrados escritos que descuida u olvida su inspiración no tiene en cuenta su más importante y preciosa característica, la de su procedencia de Dios.
Una interpretación semejante no deja acceder a la Palabra de Dios y pierde, por tanto, el inestimable tesoro que la Sagrada Escritura contiene para nosotros. Este tipo de aproximación se ocupa de palabras meramente humanas, aunque puedan ser, de modo diverso y según los diferentes escritos, palabras de extraordinaria profundidad y belleza. En la discusión sobre la inspiración, se trata de la naturaleza íntima y del decisivo y distintivo significado de las Sagradas Escrituras, es decir de la calidad de la Palabra de Dios.
En la misma Exhortación Apostólica, recordaba además que “los Padres sinodales han destacado la conexión entre el tema de la inspiración y el de la verdad de las Escrituras. Por eso, la profundización en el proceso de la inspiración llevará también sin duda a una mayor comprensión de la verdad contenida en los libros sagrados.(ibid). Según la Constitución conciliar Dei Verbum, Dios nos dirige su Palabra para “revelarse a sí mismo y hacernos conocer el misterio de su voluntad (cfr Ef 1,9)” (n.2). Mediante su Palabra, Dios nos quiere comunicar toda la verdad sobre Sí mismo y sobre le proyecto de salvación para la humanidad. El compromiso de descubrir cada vez más la verdad de los Libros Sagrados equivale, por tanto, a intentar conocer mejor a Dios y al misterio de su voluntad salvífica.
“Ciertamente, la reflexión teológica ha considerado siempre la inspiración y la verdad como dos conceptos clave para una hermenéutica eclesial de las Sagradas Escrituras. Sin embargo, hay que reconocer la necesidad actual de profundizar adecuadamente en esta realidad, para responder mejor a lo que exige la interpretación de los textos sagrados según su naturaleza” (ibid). Afrontando el tema “Inspiración y Verdad dela Biblia”, la Pontificia Comisión Bíblica está llamada a ofrecer su contribución específica y cualificada a esta profundización necesaria. De hecho, es esencial y fundamental para la vida y la misión de la Iglesia que los textos sagrados sean interpretados según su naturaleza: la Inspiración y la Verdad son características constitutivas de esta naturaleza. Por esto vuestro compromiso tendrá una utilidad verdadera para la vida y misión de la Iglesia.
Finalmente querría mencionar el hecho de que no es posible, en una buena hermenéutica, aplicar de modo mecánico el criterio de la inspiración, como también el de la verdad absoluta, extrapolando una frase o expresión. El contexto en el que es posible percibir la Sagrada Escritura como Palabra de Dios, es el de la unidad en la que los elementos individuales se iluminan recíprocamente y se abren a la comprensión.
En el deseo de que todos vosotros continuéis vuestro trabajos fructíferamente, querría manifestar mi gran aprecio por la actividad desarrollada por la Comisión Bíblica para promover el conocimiento, el estudio y la acogida de la Palabra de Dios en el mundo. Con estos sentimientos confío a cada uno de vosotros a la materna protección de la Virgen María, a la que, con todo la Iglesia, invocamos como Sedes Sapientiae, y de corazón le imparto a usted, Venerado Hermano, y a todos los Miembros de la Pontificia Comisión Bíblica, una especial Bendición Apostólica.
En el Vaticano, 2 de mayo de 2011
BENEDICTUS PP. XVI