Señor,
te damos gracias
porque has abierto tu corazón para nosotros;
porque en tu muerte y en tu resurrección
te has convertido en fuente de vida.
Haz que seamos personas vivientes,
vivientes de tu fuente,
y dónanos el poder ser nosotros también fuentes,
capaces de donar a este nuestro tiempo
agua de vida.
Te damos gracias
por la gracia del ministerio sacerdotal.
Señor, bendícenos
y bendice a todos los hombres de este tiempo
que están sedientos y en la búsqueda
Amén.