SANTIAGO DE COMPOSTELA, jueves 7 de julio de 2011 (ZENIT.org).- El Códice Calixtino, una obra del siglo XII de valor incalculable, desapareció de la catedral de Santiago de Compostela. Es uno de los más importantes de patrimonio histórico y artístico de España. Su ausencia se descubrió el martes pasado por la tarde, aunque la sustracción se debió producir la semana pasada, según fuentes policiales.
El deán José María Díaz informó este miércoles al cabildo de la catedral y al arzobispo Julián Barrio de la desaparición del códice – patrocinado por el papa Calixto II, de ahí su nombre –, y este jueves lo hizo a la prensa.
Explicó el deán que sólo tres personas tienen acceso a la caja fuerte del archivo de la catedral donde se guardaba el códice, junto a otros documentos de valor, el propio deán y dos colaboradores. Uno de ellos, el medievalista, fue el último que vio el códice dentro de la caja fuerte el pasado jueves o viernes.
El martes, “el medievalista José Sánchez, en el momento de cerrar el archivo echó en falta el códice y me llamó en el momento”, aseguró el deán.
Inmediatamente, el deán y sus colaboradores buscaron “en el archivo y en las estancias adyacentes” y al no encontrarlo decidieron llamar a la policía, que se presentó a las diez de la noche. Al día siguiente, miércoles, presentaron la denuncia oficial.
El deán explicó que “el Códice Calixtino no se lleva nunca a la sala de investigadores aunque se pueden pedir desde allí otros documentos que están también en la caja fuerte”. Entre estos documentos, destacan los Tumbos que recogen copias de privilegios de la diócesis compostelana.
Por ello, a esa sala de acceso restringido se entra, según el deán, de forma continua. Cuando se enseña el Códice Calixtino se hace en la misma sala en la que se encuentra la caja fuerte, y “siempre delante de un servidor”.
En la catedral, dijo, hay “cámaras que controlan cada ángulo del claustro” y las imágenes ya están en poder de la policía. Afirmó que no hay signos de robo violento, ya que ninguna de las puertas o cerraduras presentan signos de haber sido forzadas.
“El cabildo se siente víctima de un robo y de una trementa ilegalidad – aseguró el deán y recordó que –, en todos estos 800 años, el cabildo ha sabido conservar el Códice”. Ahora dijo sentirse con el cabildo “víctimas de un gran atentado” pero que hay que “poner la cabeza, porque el corazón puede estar afectado, pero hay que guardarlo ante tantos problemas humanos, ante las personas que sufren”.
Confirmó que el conjunto de pergaminos carecen de un seguro y, aunque hay uno general para la catedral, no se sabe si cubriría el hurto de un ejemplar tan valioso. Con ocasión de una muestra de Las Edades del Hombre, en 1990 en Burgos, la organización solicitó exponer el códice, pero un seguro ad hoc costaba entonces mil millones de pesetas.
El deán no entró en detalles de seguridad “por recomendación” de la policía, aunque sí confirmó que la puerta no había sido forzada. No quiso lanzar ninguna sospecha. “Si lo sé no lo digo, si sospecho de alguien no lo digo. Primero, porque es pecado hacer juicios temerarios y, en este caso, y si es un juicio temerario interior para este fin puedo formularlo pero nunca manifestarlo”.
“Lo mejor que puede suceder es que el códice esté en manos de alguien que conozca su valor incalculable porque así estamos seguros de que no lo maltratará”, comentó un mando policial.
La Jefatura Superior de Policía de Galicia dispuso “todos los efectivos que sean necesarios” para recuperar el texto, a la vez que este jueves se incorporaron a las pesquisas dos especialistas de la Brigada Central del Patrimonio Histórico.
El delegado del Gobierno en Galicia, Miguel Cortizo, explicó a la prensa que se han activado los protocolos europeos para controlar los mercados en los que se pueden comerciar con obras de este tipo.
Primera guía del Camino de Santiago
Compuesto por cinco libros y dos apéndices, encuadernado en un tomo único en 1964, el códice, que nació con el objetivo de propagar la devoción al apóstol Santiago, era una guía para los peregrinos, con consejos, posibles alojamientos, descripciones de la ruta, de las obras de arte y de las costumbres locales de quienes vivían a lo largo del Camino de Santiago. Contiene ricas ilustraciones y las partituras de 22 piezas polifónicas, entre las más antiguas de Europa. Mide 30 por 21 centímetros y consta de 225 folios de pergamino.
El texto de este Codex es atribuido al monje cluniacense, de mediados del siglo XII, Aymerico Picaud, clérigo de Pitou, acompañante del papa Calixto, Guido de Borgoña, en su peregrinación a Santiago, hacia el año 1109.
Aparte del original sustraído, hay una réplica exacta, con la que trabajan los especialistas acreditados, y que pueden ver los visitantes del Museo. El original sólo se mostraba en grandes ocasiones, la última vez, según La Voz de Galicia, hace unos dos meses a personal del Ministerio de Cultura.
Este es uno de los más destacados robos de patrimonio religioso en España. Por ser uno de los países más ricos en obras de este género, hay antecedentes de sustracciones comparables, algunas con final feliz.
En noviembre de 1979, desaparecieron del museo parroquial de Santa Eulalia de Paredes de Nava, Palencia, cinco magníficas pinturas de Pedro Berruguete relativas a los reyes de Israel. Un mes más tarde, aparecieron –junto con otro montón de obras de arte sacro- en un caserón de Parla, Madrid. Los autores del robo siguieron actuando. En abril de 1999, fueron detenidos tras robar cinco esculturas de los siglos XV y XVI en la iglesia de Mijangos, Burgos.
En septiembre de 1996, fueron detenidos cinco israelíes a los que se les ocuparon cinco libros: tres manuscritos en hebreo y dos incunables en latín. Los acababan de robar del monasterio de Montserrat, Cataluña.
Aquel mismo mes de septiembre de 1996, dos encapuchados asaltaron el museo diocesano de la Seo de Urgell, también en Cataluña. Con un aerosol rociaron los ojos de la encargada y luego robaron el códice de Comentarios al Apocalipsis del Beato de Liébana.
A finales de enero de 1997 la joya medieval se recuperó en la consulta de un psiquiatra de Valencia, guardada en un armario entre medicamentos. El robo había sido organizado por cinco individuos. El director de la trama cortó una página del códice milenario para mostrarla a posibles compradores. Por desgracia, la página aún no ha sido recuperada, aunque ha sido reconstruida.
La ministra de Cultura Ángeles González-Sinde destacó que la acción de la Policía Nacional, con una gran especialización en la persecución de semejantes delitos, ha dado buenos resultados en similares robos con anterioridad.