CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 20 de julio de 2011 (ZENIT.org).- A continuación les ofrecemos un documento de preguntas y respuestas preparado por la Congregación para la Evangelización de los Pueblos que inspiró la declaración de la Santa Sede del 4 de julio sobre la ordenación episcopal ilegítima que tuvo lugar el 26 de junio en Leshan.
El documento fue publicado en el blog CatholicsInChina de Fides News Service.
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A propósito del padre Paul Lei Shiyin
¿Está el padre Paul Lei Shiyin en el estado de “scomunica latae sententiae”?
Sí. Por el mismo hecho de recibir la ordenación episcopal sin el mandato pontificio, el padre Lei ha incurrido en la excomunión “latae sententiae”(V. Can. 1382), que además se ha declarado públicamente por la Santa Sede. La excomunión es una muy grave forma de castigo en la Iglesia que excluye al excomulgado de la comunión visible de los fieles.
¿Qué significa una declaración pública de este tipo?
Una declaración pública de la pena “latae sententiae” en la Iglesia tiene el objetivo de dejar claro al reo que se le aplica la sanción canónica prevista, y hacer presente a los fieles la situación canónica del reo. En el caso actual, tiene también el objetivo de aconsejar al padre Lei que se arrepienta, antes que nada acercándose de nuevo a la Santa Sede (Can. 1382). Al mismo tiempo, esta declaración pública insta a que la Iglesia en China tome acciones enérgicas (es decir obispos, sacerdotes, religiosos y laicos) para que resistan toda forma de ordenación episcopal ilegítima. Una excomunión declarada es una “obligación” de la Santa Sede, si las circunstancias obligan en todo momento y sobre todo cuando el bien de las almas está seriamente en juego.
¿La excomunión significa estar expulsados de la Iglesia?
No. La Iglesia tiene al mismo tiempo las dimensiones visibles sociales y las invisibles místicas. La persona excomulgada dentro de ciertos límites está excluida e la participación activa en la vida de la comunidad católica en el sentido visible y social, con todos sus efectos jurídicos (Can. 1331). La misma persona, en virtud del bautismo, sigue siendo miembro de la Iglesia -el Cuerpo místico de Cristo. Esta es la razón por la que debe acercarse de nuevo a la Santa Sede que es el único lugar donde puede recibir la reconciliación.
¿Cuáles son los efectos jurídicos del Canon 1331?
A la persona excomulgada está prohibido celebrar la Santa Misa, administrar y recibir los sacramentos o asumir cualquier oficio eclesial. Él, aunque haya sido ordenado obispo, no tiene poder para gobernar la diócesis. Consecuentemente los sacerdotes y fieles (exceptuando por graves motivos, por ejemplo peligro de muerte), no sólo deben evitar recibir los sacramentos de él, además deben tenerlo lejos de cualquier tipo de liturgia o ceremonia eclesial y suspender la liturgia o ceremonia en el caso de que no respetase la prohibición. En breve, esta pena priva a la persona excomulgada de algunos bienes espirituales, para que a través de este castigo “medicinal” pueda llegar rápidamente a un arrepentimiento real.
¿Puede el padre Lei ser perdonado?
Sí. La “declaración pública” esta en función de esto. El padre Lei debe ponerse en contacto inmediato con la Santa Sede para recibir el perdón. Por tanto, deberá obedecer meticulosamente las instrucciones que se le den de la Santa Sede. Seguidamente el Santo Padre, basándose en su arrepentimiento verdadero elimina la excomunión. Hasta ese momento, la persona permanece excomulgada.
¿Cuando la excomunión es eliminada, el padre Lei puede ejercitar automáticamente el ministerio episcopal?
No, no puede. La eliminación de la excomunión es una cosa, el nombramiento episcopal es otra. Son dos cosas distintas. La Santa Sede ha dicho ya que por algunas razones serias el padre Lei no puede ser nombrado obispo. En otras palabras, aunque su excomunión sea eliminada, él no tiene derecho a actuar como obispo, a vestir las insignias episcopales y ser llamado obispo.
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Respecto a los obispos consagrantes
¿Cuál es el estatus actual de los siete obispos consagrantes?
Pueden ser expuestos a las graves sanciones canónicas previstas por la ley de la Iglesia (v. Declaración del 4/7/2011). Esto significa que “cuando una violación externa sucede, la imputabilidad es presunta, a menos que no sea evidente de algún modo” (Can. 1321, 3). La “imputabilidad presunta” significa que hay una razón suficiente para reconocer que, a través de la ordenación episcopal ilegítima, estos obispos han cometido un grave acto de indisciplina y por esto se presume que han incurrido en la excomunión, a menos que se pruebe lo contrario.
¿Pueden continuar su normal ministerio episcopal?
No, no podrían, hasta que “su presunta imputabilidad” no sea eliminada.
¿Qué deberían hacer?
Antes que nada, es su deber ponerse, enseguida, en contacto con la Santa Sede para [pedir] el perdón y explicar las razones por las que han participado en la ordenación episcopal ilegítima, y esperar la respuesta de la Santa Sede.
¿Y si un obispo consagrante en conciencia piensa que no está ha incurrido en la excomunión?
La “conciencia” es un lugar sagrado donde el obispo en cuestión está obligado a ser honesto con Dios. Pero el resto de personas no pueden ver su conciencia. Hasta que “la presunta imputabilidad” no sea eliminada, el obispo en cuestión debe abstenerse de todo ministerio público. Mientras tanto, él está obligado a ponerse en contacto con la Santa Sede.
¿Sacerdotes y fieles deberían evitar recibir los sacramentos administrados por él?
Sí, deberían evitarlo, no porque los sacerdotes y fieles estén en posición de juzgar la conciencia del obispo en cuestión, sino porque la “presunta imputabilidad” no ha sido eliminada.
Si la “presunta imputabilidad” de un obispo consagrante no ha sido todavía eliminada, ¿qué más pueden hacer los sacerdotes y fieles?
Antes que nada, deben permanecer firmes en su fe y vigilar, conservando la unidad de la comunidad. Se anima a los sacerdotes y fieles que recen por el obispo con “presunta imputabilidad” y a recordarle, cuando es necesario, la enseñanza de la Iglesia. Las ordenaciones episcopales ilegítimas no sólo violan de un modo serio la disciplina u oscurecen la doctrina, sino que hieren en profundidad la comunión de la Iglesia.
Es de extrema importancia rezar para que nuestros pastores sean siempre reforzados y acompañados por el Señor. En efecto, en China hay obispos admirables. “Debemos agradecer al Señor -dijo el Santo Padre- por esta presencia constante y sufriente de los obispos, que han recibido la ordenación episcopal en conformidad con la tradición católica, es decir el comunión con el obispo de Roma, Sucesor de Pedro, y por mano de obispo, válida y legítimamente ordenados, en la observancia del rito de la Iglesia Católica.
(Benedicto XVI, Carta a la Iglesia en China, nº 8).