El MNAC, situado en lo alto de la montaña de Montjuïc, en el Palacio Nacional que se construyó con motivo de la Exposición Internacional de 1929, es el marco idóneo para adentrarse por unas horas en el túnel del tiempo y experimentar el recogimiento y la reverencia a que invitan los frescos de los ábsides de Sant Climent y Santa María de Taül, dos iglesias del Pirineo leridano, que ya por sí solas merecen una excursión hasta el valle de Boí, a pocos kilómetros de la frontera con Francia.
Las 178 piezas que se muestran al público dan una visión exhaustiva del románico catalán. El director del museo, Eduard Carbonell, ha hecho todo lo posible para que la atención se centre en los catorce ábsides expuestos, aunque es importante la presencia de la pintura sobre tabla, que en esta nueva reordenación de obras, cobra mayor realce y va acompañada de escultura y piezas de numismática.
La opción de Carbonell pasa también por colocar cada una de las obras en la que debió ser su posición original. De esta manera, cada elemento -sea un fresco, un frontal de altar o un crucifijo- adquiere más sentido a los ojos del espectador, que puede apreciarlos a la misma distancia desde la que se observarían en época medieval. Incluso la iluminación apoya esta idea al jugar con el contraste de la luz muy marcada sobre un conjunto artístico en penumbra.
Rescatar esta colección -una de las más bellas del mundo- en un momento en que lo contemporáneo prima en la política cultural que imponen las instituciones, tiene su punto de voluntad rupturista.
Para "leer" el románico como un código que sigue vigente, el MNAC propone, junto a la sala principal, la exposición "Agnus Dei", que pone de manifiesto su impacto en el arte del siglo XX. Picabia, Miralda, Chagall, Tàpies, Miró y Picasso son algunos de los artistas que se han dejado impregnar por esta estética religiosa.
La visita del Museo Nacional de Arte de Cataluña sobrepasa las expectativas. No cabe la decepción. Un Pantócrator, el Cordero del Apocalipsis, las letras Alfa y Omega, la representación de los cuatro evangelistas... todo apunta a la fe expresada a través de un arte silencioso y sobrio, creado mucho antes de que llegaran los ordenadores pero con una fuerza que va más allá de la de cualquier red con millones de abonados. Vale la pena responder cuanto antes a la invitación y acercarse a la ciudad de los prodigios para visitar el último de ellos.
Dolors Massot
Imágenes : 1) Cristo de la iglesia de San Clemente de Tahull.
2) Frontal de los Apóstoles. (Procedencia desconocida). Museo Nacional de Arte de Cataluña (Barcelona)