Para estos últimos casos, y para aquellos que quieren escudriñarla aún más, existen felizmente las escuelas bíblicas, que en este Año de la Fe y en clave de Nueva Evangelización, cumplirán un rol trascendental, por no decir decisivo en este “avivamiento” que se quiere suscitar en la Iglesia.
Una de estas realidades es la Escuela de Animación Bíblica de Barcelona, que unió años atrás el esfuerzo de varios biblistas comprometidos con la enseñanza y la animación de la palabra de Dios. ZENIT entrevistó a Quique Fernández, biblista y coordinador de la mencionada Escuela, que inaugura este lunes la V Semana Bíblica.
¿Cómo surge la idea de organizar una Escuela de Animación Bíblica en Barcelona?
--Quique Fernández: Hace casi diez años, el padre Justino Martínez, misionero comboniano y biblista, así como el biblista laico Javier Velasco-Arias y un servidor, coincidimos en reunir los esfuerzos en una federación de grupos bíblicos (son veinte en la actualidad), y en todo un servicio bíblico para esos grupos y para la Archidiócesis. Hoy comprenden diferentes actividades como son retiros, presentaciones, exposiciones, cursos de lectorado y de animadores, y por supuesto la Semana Bíblica…
¿Cuáles fueron los temas tratados en los últimos años de la Semana Bíblica?
--Quique Fernández: En las cuatro ediciones anteriores hemos tratado “San Pablo, Espíritu y Misión” (2008, Año San Pablo), “María atenta a la Palabra” (2009), “El Dios de la Vida” (2010) y “Verbum Domini” (2011)
¿En qué se hará énfasis este año?
--Quique Fernández: Este año el lema es “La Puerta de la Fe”, tal como se titula la Carta Apostólica de Benedicto XVI para este Año de la Fe. Por ello, haremos un recorrido por la fe bíblica desde Abraham, padre de la fe, pasando por la fe de Moisés, Jeremías, María, los primeros cristianos, Pablo….
¿Cómo participar en esta edición?
--Quique Fernández: La entrada a todos los actos de la Semana Bíblica es libre y gratuita y, por tanto no requiere previa inscripción.
Han convocado a buenos profesores, ¿no?
--Quique Fernández: Inaugura la Semana Bíblica el doctor Josep Otón, y contamos con la doctora Begonya Palau, el doctor Quique Cases, el periodista Ignasi Miranda, entre otros. Cabe resaltar que en estas cinco ediciones habrán pasado ya unos cincuenta colaboradores.
¿Qué relación tiene este esfuerzo con el Año de la Fe?
--Quique Fernández: Quisiera responder con una pequeña anécdota. Tenemos una Semana Bíblica medio planeada que el año pasado se quedó en el cajón, para dar paso a la dedicada a la Verbum Domini; y este año le ha pasado otro tanto ante la propuesta del papa del Año de la Fe... Es evidente que nuestra voluntad es caminar con la Iglesia, en la Iglesia.
¿Cómo analiza la reflexión que se tuvo en el Sínodo de los Obispos para la Nueva Evangelización con respecto a la Biblia?
--Quique Fernández: Me parecen muy interesantes las palabras del mensaje final que dicen: “Porque no se trata de encontrar nuevas estrategias como si el Evangelio hubiera que difundirlo como un producto de mercado, sino de redescubrir los modos con los que las personas se acercan a Jesús”. Las vasijas nuevas, la Nueva Evangelización, no solo han de presentar a Jesucristo, sino que además debe hacerse con el estilo de Jesús y no con atajos que requieren estrategias del “mundo” ajenas al estilo del Evangelio.
Aún hoy, el católico mantiene una distancia con la Biblia, no siempre está incorporada en su lectura diaria, no la conoce como se debe... ¿A qué lo atribuye?
--Quique Fernández: Sin duda, ha habido una mala pedagogía bíblica por parte de todos los que deben y debemos transmitir la centralidad de Cristo y su Palabra. De una manera grave se ha separado el conocimiento bíblico de la catequesis. Si a la salida de la misa preguntamos a los feligreses ya confirmados sobre su conocimiento del libro de los Hechos de los Apóstoles o de las Cartas de San Pablo… no nos va a gustar el resultado.
¿Cómo salir de eso? ¿Asistiendo a la Semana Bíblica acaso...?
--Quique Fernández: La Semana Bíblica es un buen medio, pero solo un medio. Puede ser un buen principio. Pero realmente el primer paso es animar a que los católicos rescatemos la Biblia de las estanterías y nos atrevamos a abrirla, a escucharla, a compartirla.