Era siciliano; fue primero filósofo estoico y más tarde se convirtió al cristianismo. Después de su conversión, al decir de Eusebio (Historia Eclesiástica V 10,1), emprendió un viaje misionero, que le llevó hasta la India. Llegó a Alejandría, probablemente hacia el año 180, siendo nombrado muy pronto jefe de la escuela de catecúmenos de aquella ciudad. Como tal, fue maestro de Clemente de Alejandría. Estuvo al frente de esta institución hasta su muerte, acaecida poco antes del año 200. Tanto Clemente (Strom. I 1,11) como Eusebio (HE V 10) aseguran que, como maestro, se ganó aplauso y renombre universales.
Esto es todo lo que sabemos de Panteno. Ignoramos si compuso alguna obra. No han tenido éxito los intentos que se han hecho para descubrir la obra literaria de Panteno o parte de ella en Clemente de Alejandría. H. I. Marrou opina que él es el autor de la Epístola a Diogneto (Quasten).
Dice Clemente en los Stromata, hablando de Panteno:
«Realmente era como una abeja siciliana que recogía el néctar de las flores del campo profético y apostólico, y que engendró un fruto puro de conocimiento en el alma de sus discípulos» (Str. I 1,11).