Existe el prejuicio de que la Palabra de Dios, justamente por ser "de Dios" debe hallarse más allá de los "recursos" propios de la palabra humana, más allá de los sentidos múltiples, más allá de la equivocidad, más allá de la oscuridad que toda literatura implica, es decir, más allá de la necesidad de "técnicas" interpretativas.
Pero nuestra fe descansa sobre la firme convicción de que Dios se hizo hombre. Dios quiso asumir la carne humana, en todo menos en el pecado; sin error, pero con todo lo que esta carne tiene de errante, de esquiva; por poner un sencillo ejemplo: un beso bien puede ser una expresión de afecto, o la señal de una hipócrita delación..., ¿quién puede asegurarlo? Sólo Dios puede escudriñar la verdad de la carne. Pero decidió -en respeto a la libertad humana que él mismo creó- no hacerlo, decidió mantener la cizaña y el trigo juntos hasta el fin de los tiempos.
Si esto es así, la Encarnación del Verbo no es una aserción sólo teórica, es también un principio general y práctico de interpretación de la realidad en su conjunto, que podemos ante todo aplicar a la propia Palabra de Dios.
En esta sección se hallarán algunos ejemplos de lecturas técnicas del texto bíblico. Esto es, lecturas en donde aplicaremos conciente y rigurosamente, diversos métodos literarios para ayudar al lector a que lleve nuevamente el sentido vivo de estos textos a un primer plano. No quiere esto decir que vayamos a llegar a "el" sentido del texto. El espacio disponible nos permite sólo
indicaciones; pero, más decisivo aún, el sentido es siempre una apropiación del acto de leer. Si el sentido pudiera ser fijado en un texto distinto al original, tiraríamos todos los originales "difíciles" y nos quedaríamos con nuestras explicaciones. El único intento de estos artículos es despejar cuestiones que traban y confunden al lector actual que quiere acercarse a la Palabra, pero ese acercamiento es derecho y responsabilidad del lector.
Se reprocha muchas veces a las técnicas interpretativas actuales su artificialidad; incluso, en nombre de un mal aplicado criterio evolucionista, se considera que estos textos fueron escritos por y para gente sencilla (ya que era gente de la antigüedad), y que nuestras técnicas actuales no hacen sino desviar ese contacto inmediato. Nada más alejado de la realidad: hay tanta complejidad en el espíritu antiguo como en el actual, hay tanta sutileza expresiva en el espíritu antiguo como en el actual, y en algunos casos, más; la sola ausencia de medios eficaces de control de masas nos permiten confiar en que estos textos antiguos gozan todavía de una "virginidad" espiritual difícil de hallar en los actuales. Las técnicas interpretativas no desvían el sentido, permiten, por el contrario, reencontrarnos con esa "virginidad" textual.
Un reproche concomitante al anterior -que tal vez sea el mismo formulado de otro modo- es que no parece que los autores hayan querido decir "tantas cosas" como nuestras interpretaciones les atribuyen. Frente a esto vale la anécdota que se cuenta acerca de J. Greimas, uno de los padres del estructuralismo contemporáneo; se dice que Greimas envió a un poeta una interpretación estructural de una poesía suya; el escritor la recibió y leyó con suma atención, y respondió al gran intérprete: "Su construcción interpretativa es admirable, pero yo no he querido decir eso"; a lo que responde Greimas con lo que merecería figurar como acápite de toda interpretación:
"Usted no ha querido decir esto, pero su texto sí"
Dices: «En esta sección se hallarán algunos ejemplos de lecturas técnicas del texto bíblico». Esto, pues es un aintroducción. el nilo se queda colgado del barranco y nosotros con las ganas de saber dónde vamos a seguir. Porque prometer... promete.
Lamentablemente, no quedaron en orden. Era el artículo de inicio de las serie de pequeños trabajos sobre el texto bíblico (Caín, Babel...) que están publicados también acá, o estoy haciendo. De todos modos, voy a intentar redactar de nuevo éste para despegarlo de esa función de prólogo que, en el contexto, ya carece de sentido.
Muchas gracias por hacérmelo notar
Esta muy bien
pero sigue teniendo sentido de "prologo"
Cuando comencé a querer saber que me decía la Palabra de Dios anduve revolviendo bibliotecas y buscando siempre interpretaciones de quienes sabían del tema, quedé admirado de cuantas de ellas que lo hay. Hoy en cambio encuentro que tenemos que reecontrarnos con la "virginidad" textual. Me gusta ello, me abre expectativas nuevas para el alma. Tal vez me dá una comprensión más amplia de aquello de la [n]Lectio[/n]:
¿Qué me dice?
Muchas Gracias y veremos las técnicas prometidas.
El texto comentado puede ser un prólogo o mejor dicho: una muy buena introducción al tema.