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El Testigo Fiel
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Algunas nociones de hebreo para lectores de la Biblia que no saben hebreo

por Lic. Abel Della Costa
Nació en Buenos Aires en 1963. Realizó la licenciatura en teología en Buenos Aires, y completó la especialización en Biblia en Valencia.
Desde 1988 hasta 2003 fue profesor de Antropología Teológica y Antropología Filosófica en en la Universidad Católica Argentina, Facultad de Ciencias Sociales.
En esos mismos años dictó cursos de Biblia en seminarios de teología para laicos, especialmente en el de Nuestra Señora de Guadalupe, de Buenos Aires.
En 2003 fundó el portal El Testigo Fiel.
6 de mayo de 2004
Un breve paseo por la gramática hebrea, para que el lector que no maneja el idioma pueda acercarse a los recursos expresivos con que cuenta la lengua bíblica

Un poco largo el título de este trabajo, pero quise dejar lo mejor explícito posible mi intento, que no es otro que el de brindar una herramienta más al lector del Antiguo Testamento para que perciba o al menos pueda colegir -incluso a través de una traducción- los ecos de la expresión original, siempre tan rica e insustituible en su integridad.

Si además sirve para que algún lector diga -como ciertamente es- "bueno, será que no es tan difícil ese idioma" y se decida a estudiarlo, ¡bienvenido sea! ¿qué mejor invertido puede estar el tiempo que en adentrarse en las lenguas que el propio Dios eligió para manifestarnos su Palabra, que es Él mismo?

Entiéndanse, pues, estas notas como lo que son: sólo apuntes y aproximaciones.

Lo primero que hay que saber sobre el hebreo

Este idioma tan raro para nosotros, comparte con las demás lenguas semíticas una característica notable: sus vocales no se escriben.

¿Quiere decir que no tiene vocales? ¡No! eso lo haría impronunciable, imposible como lengua. La vocal es precisamente el elemento fonético que hace que la con-sonante suene (que es por eso que se llama "con-sonante", porque requiere algo más para sonar). Lo que ocurre en el hebreo es que las vocales no se escriben, se supone que el lector le añade al pronunciar las vocales adecuadas. Veamos un ejemplo imaginario en castellano:

sty lynd n rtcl

 Aunque no estemos entrenados en leer sin vocales, fácilmente adivinamos que "sty" tiene que ser "estoy", y que "lynd" puede ser "leyendo" o "leyenda"; como está unido a "sty", fácilmente deducimos que debe ser "estoy leyendo" y no "estoy leyenda". ¡Pensemos ahora si tuviéramos siglos de entrenamiento en leer así! ¿lo podríamos considerar tan difícil?

"Ah -me dirán- pero has hecho trampa, porque tenemos un sonido vocálico allí, la "y" de "estoy"". Bueno, es que en hebreo también hay consonantes cuya única función es indicar un sonido vocálico determinado (como nuestra "y" cuando funciona como sostén del sonido "i"), son las llamadas "matres lectionis", "madres de la lectura", porque engendran, dirigen, la vocalización. Así que si bien es cierto que en hebreo no se escriben las vocales, también es verdad que tienen su forma de cancelar lo más posible las ambigüedades de la vocalización. Esas "matres lectionis" son consonantes "mudas", que indican la presencia de determinados sonidos vocálicos: la alef, la he, la iod y la vav. No siempre esas cuatro letras son matres lectionis, pero a menudo lo son, y son muy orientativas.

Pero además, el hebreo cuenta con otro medio para evitar la completa ambigüedad: la vocalización es muy estable. Por ejemplo, veamos tres verbos castellanos en presente del indicativo:

digo ---> i--o

como ---> o--o

mato ---> a--o

como vemos, lo único en común es la "o" final, signo de la primera persona, pero es impredecible cuál será la primera vocal. Veámoslos en hebreo:

digo: 'amarti ---> a-a-i

como: 'ajalti ---> a-a-i

mato: qatalti ---> a-a-i

Como vemos, las vocales que corresponden a este tiempo (que en hebreo no es "presente" ni "indicativo", pero ya hablaremos de ello) son completamente predecibles, así que aunque no se escriben son fácilmente "adivinables". Algo parecido pasa con muchos sustantivos, y con partículas, adverbios, y otras clases de palabras.

De todos modos, la lectura depende un tanto de una tradición oral que transmita la lección correcta, por lo que cuando esa tradición viva se fue haciendo muy débil en relación al texto bíblico, unos sabios judíos llamados "masoretas" (portadores de la tradición oral) inventaron -entre los siglos VII y IX de nuestra era- una serie de puntos diacríticos que agregaron arriba, abajo y en medio de las consonantes para que no se perdiera la lectura. En esto a su vez habían sido precedidos en unos cuatro siglos por nuestro Orígenes, que transcribió el texto hebreo en fonética en su obra "Hexaplas", lo que ayudó a la conservación de la pronunciación correcta.

En el hebreo actual se sigue leyendo sin las vocales escritas, pero la mayoría de las ediciones bíblicas sí cuentan con los signos masoréticos, que informan sobre las vocales, la acentuación, la puntuación, y todo lo que, en general, ayuda a la comprensión del texto.

¿Y para qué sirve entonces el dato de que el hebreo sólo cuenta con consonantes escritas, si de hecho tiene un desarrollado (y aun desarrolladísimo) sistema vocálico, aunque haya aparecido después?

Desde el punto de vista de la lectura bíblica, de mucho: el hecho de que los escritores sólo tuvieran que contar con consonantes para la lectura, hace que fueran mucho más frecuentes los "juegos de palabras", que muchas veces se limitan a poner en relación entre sí dos conceptos por medio de la similitud de sus consonantes, aunque no tengan ninguna relación etimológica. Por ejemplo:

"...y lo llamó qyn, porque dijo: 'qnyty un hombre a Dios'" (Gn 4,1)

 

Como "ty" es sólo el sufijo verbal que indica la primera persona, nos queda que se llama "qyn" porque "qny",  un juego de palabras  que en realidad no esconde ninguna clase de relación etimológica entre los términos pero sirve para relacionar al personaje de Caín con aquello a lo qu su nacimiento lo destina (y que no conseguirá): llegar a ser un hombre "de" Dios.

Por detrás de esas supuestas "etimologías" que van conduciendo muchísimos textos, está este recurso poético-visual que explota una característica del idioma irreproducible en cualquier traducción.

El verbo: alma de la frase

La frase que encabeza este apartado no puede ser más remanida, sin embargo, a nada se aplica mejor que al idioma hebreo. Es que el vocabulario hebreo casi podría ser reducido a verbos: lo que no es un verbo es un derivado de algún verbo. Nuestras clasificaciones habituales de las palabras divididas en sustantivo, adjetivo, verbo, adverbio, etc, hacen bastante agua en este idioma. Lo que en hebreo es significante son los grupos de tres consonantes que "engendran" ya sea verbo, ya un sustantivo, ya un adjetivo (muy escasos). Muchas de las palabras que en la traducción castellana las tenemos que poner como sustantivos o como adjetivos son en realidad verbos o derivados de él.

biyiemí shefot hashoftim... (Rut 1,1): "en días de juzgar los juzgantes", esto es: "en tiempo de los jueces"

Descompongamos esas dos palabras: shefot (juzgar) y hashoftim (juzgadores)

shefot: shin + pe + tet

hashoftim: he + shin + pe + tet + iod + mem

'he' es el determinativo (parecido a nuestra noción de 'artículo') y es un "añadido" a la palabra, una 'preformante'; "iod + mem" es la desinencia de plural masculino, una 'aformante'. Si retiramos sus dos elementos añadidos, ¿qué nos queda? Una misma raíz de tres consonantes que indica originariamente una acción: shin + pe + tet = /juzgar/

Esas raíces trilíteras son las que llamamos "verbos", que como se puede ver, no siempre delimitan una acción que efectivamente se está realizando, sino a veces una cualidad o una posición de quien la realiza.

Géneros, determinación, conjunción y otras particularidades

Los géneros en hebreo son dos: masculino y femenino, y a diferencia de otros idiomas como el inglés, que casi carece de la distinción de géneros para aquello que no es estrictamente necesario, o el griego y el latín, que delimitan realidades "neutras" (ne-utrum: ni una ni otra), el hebreo aplica la distinción de géneros a casi todo, ¡incluso al verbo! Efectivamente: los verbos no sólo expresan la persona, sino también el género de la persona. Para nosotros es común decir "él come" y "ella come", bastándonos el género del pronombre para significar la distinción; el hebreo conjuga distinto las personas femeninas y las másculinas, excepto la primera persona singular y plural, que vale siempre para los dos géneros.

Los sustantivos pueden tener a veces dos formas, una masculina y una femenina, reservando sin embargo para una y otra un ligero matiz. En general, cuando la palabra admite el doble género, la forma femenina indica el sentido más abstracto (como en castellano "la blancura"). Por ejemplo, la palabra "ruaj", viento o espíritu, si está concordada en femenino en general evoca una idea de mayor abstracción que si está concordada en masculino, en este caso sin ni siquiera cambiar de forma.

Incluso los números del 1 al 10 (y por lo tanto todos los demás, que combinan a partir de ellos) tienen género, por lo que el "dos" de "dos mujeres", "shetaiym nashiym", es distinto que el "dos" de "dos varones", "shenaiym 'anashiym".

Otra particularidad interesante del idioma es el uso que hace de "determinativos". Fundamentalmente, la idea que la palabra expresa en cualquier idioma es genérica, por lo que para poder determinarla necesito agregarle algo, por ejemplo, un artículo. El hebreo carece de artículo en sentido estricto, pero agrega ante las palabras una letra, la he, que indica que esa palabra está determinada, lo que mayormente se vuelca al castellano con el artículo, pero que en hebreo carece de género, de número, y que hasta puede no estar... si hay alguna otra determinación, por ejemplo, un posesivo: si la cosa que se menciona es "de alguien", ya no es del todo necesario agregarle el "he haiedíya", el "he de la determinación", aunque a veces aparece de todos modos.

Los posesivos, a su vez, son sufijos la mayor parte de las veces, o sea que pasan a integrar la palabra, y tienen también género y número, por lo que, por ejemplo, "tu casa" de una mujer será distinto a "tu casa" de un varón.

En cuanto a las preposiciones, hay verdaderamente pocas: las principales son cuatro: be, le, ke y min, que se prefijan a la palabra ("min" también puede ir separada), y cumplen más o menos nuestros significados de

  • "en" y "con" --> be
  • "a", "de" y "para" --> le
  • "como" --> ke
  • "desde (en sentido local)" --> min

así que, por ejemplo, un "mizmor ledavid" puede ser un "salmo 'de' David" o un "salmo 'para' David". En ese específico caso, la expresión se usa con el primer significado en los encabezados de todos los salmos atribuidos al gran rey.

Junto a estas preposiciones, aparecen algunas partículas, que cumplen la función de preposiciones complementarias, a veces traducibles y a veces no...

Una de las características más llamativas, sin embargo, es la casi total ausencia de conjunciones. Si bien el idioma cuenta con algunos medios muy elementales para subordinar, en general se utiliza una letra (la "vav hajivur", o vav de conjunción), que se reserva sólo para eso, para unir conceptos o pequeñas frases. Así que en hebreo no hay palabras que comiencen con esa letra (es decir, que esa letra sea inicio de raíz), ya que cuando está al inicio, es indudablemente una conjunción. ¿Cuál conjunción? eso ya es más difícil decidirlo de antemano, porque depende del contexto, muchas veces quiere decir "y", aunque también puede querer decir "pero", o simplemente unir dos verbos para que el segundo indique una secuencia narrativa con respecto al primero, que es uno de los usos más extendidos. Porque efectivamente, la sintaxis hebrea no consiste como el griego o el latín en largos períodos de frases subordinadas sino en la yuxtaposición de muy breves cláusulas (tres o cuatro palabras), que se van encadenando por medio del vav conjuntivo hasta expresar la idea.

"Y he aquí en el tiempo de juzgar los que juzgan y he aquí hambruna en la tierra [de Israel] y viajó un hombre desde Belén de Judá para vivir en el campo de Moab, él y la mujer de él y los dos hijos de él..."

eso dice aproximadamente Rut 1,1, aunque con muchas menos palabras, porque lo que tuvimos que poner como preposiciones, artículos y conjunciones separadas, se integran en hebreo en la palabra raiz

El verbo: sus particularidades constructivas

Pero lo más raro de entre lo más raro del hebreo es su flexión verbal, verdaderamente difícil de "internalizar" (como diría un psicoanalista) en nuestros esquemas idiomáticos.

¿Qué es lo que lo hace tan raro? ¡pues que carece de "tiempos"!, al menos tal como los tenemos divididos y teorizados nosotros.

El verbo hebreo tiene dos "aspectos de la acción" a través de los cuales evoca cierta temporalidad: la acción vista como unidad acabada (acción perfecta, equivalente a nuestros tiempos compuestos) y la acción vista como proceso (acción imperfecta, equivalente a nuestros tiempos simples).

Puesto que la acción certísimamente acabada es idealmente pasada, el perfecto evoca la noción temporal de pretérito, y puesto que la acción imperfecta es idealmente actual (en curso) o futura, el imperfecto evoca esas dos nociones temporales, el presente continuo y el futuro.

Ahora bien, si uno quisiera expresar en hebreo el sentido de un futuro perfecto castellano ("mañana habré comido", por ejemplo), lo diría con un perfecto y no con un imperfecto, lo que indica que la determinación temporal está más ligada al aspecto que al tiempo.

¿Y quien expresa el tiempo en hebreo? fundamentalmente el contexto, lo que rodea al verbo, no el verbo mismo.

Esto hace que el escritor bíblico juegue constantemente con los planos temporales, logrando que un mismo texto (por ejemplo, un texto profético) evoque de manera simultánea y total, lo presente y lo futuro, sin que necesite indicar ese matiz con nada en especial, tan sólo utilizando cierta "vaguedad" en la expresión.

Junto a estas dos determinaciones "aspectuales" básicas, que no corresponden exactamente a nuestra noción de "modo indicativo", porque no están hechos para indicar, para señalar la acción sino para narrarla, el hebreo dispone de una gama importante de modos "volitivos", es decir, modos que expresan la presencia de la voluntad humana en la acción: imperativo, cohortativo ("imperativo" de primera persona) y yusivo ("imperativo" de tercera persona), semejantes a nuestro subjuntivo.

A su vez, el verbo hebreo desarrolla ampliamente en su propia conjugación aspectos de la acción que nosotros dejamos librados al contexto: si la acción es intensiva (es decir, si está "reforzada" de alguna manera, por ejemplo aplicando más vehemencia: hablar ---> gritar), y si la acción es causativa (hablar ---> llevar a hablar).

Como última distinción, el verbo hebreo también expresa en su conjugación si el sujeto es activo, pasivo o reflexivo (o más bien semejante a la voz media griega, es decir, si la acción que realiza además lo beneficia).

De donde surge el siguiente cuadro de conjunto:

  • Según el aspecto fundamental de la acción: puede ser narrativa (indicativa) o volitiva (subjuntiva).
  • Según el aspecto de completitud de la acción: puede ser perfecta o imperfecta (los modos volitivos son todos imperfectos, cosa natural, puesto que desear u ordenar es "todavía no tener realizado").
  • Según la relación con el objeto: puede ser simple, intensiva o causativa
  • Según la relación con el sujeto: puede ser activa, pasiva o reflexiva (media)

Con las dos últimas podemos armar el cuadro básico de las construcciones (biniamim) verbales, que reciben nombres significativos en hebreo, por ejemplo, las vocales del nombre de cada una de estas construcciones son las que se usan para vocalizar cada uno de los verbos:

 

  Activa Pasiva Reflexiva (media)
Simple Qal no hay Nif'al
Intensiva Pi'el Pu'al Hitpa'el
Causativa Hif'il Hof'al no hay

 

Dentro de cada una de estas construcciones tenemos los siguientes "tiempos" (en parte "aspectos", en parte "modos"): perfecto, imperfecto, imperativo, (cohortativo y yusivo, que derivan del imperfecto), infinitivo y participio:

Veamos un ejemplo recogiendo algo de esto:

Feliz el hombre que no anda según el consejo de los malvados, --> perfecto qal (ni anda ni andubo ni andará)

....

mas bien la Ley de Yahveh es su deseo --> no tiene verbo, en castellano necesitamos agregar el copulativo "es"

y su Ley rumia día y noche --> pi'el (el verbo meditar en intensivo: medita y vuelve a meditar), en imperfecto, porque seguirá meditando una vez comenzado y es una acción consecuente a poner el deseo en la Ley.

viene a ser como un árbol plantado junto a un riacho ---> "viene a ser", perfecto qal "narrativo", con valor de imperfecto gnómico (sentencioso), está en perfecto narrativo porque es una consecuencia de la rumia de la Ley.

.....

 

Son cuatro versos del Salmo 1, en los que, como vemos, no hace falta salirse del tiempo presente en castellano, pero que sin embargo utiliza en el original construcciones distintas, para dar cuenta de los matices que luego el traductor intentará expresar apelando a veces a partículas o a decisiones sintácticas que suplantarán en nuestro idioma a las sugerencias de sentido que el autor imprimió por la propia forma de los verbos que escogió.

Y con esto creo que tenemos ya una muestra que puede llevar a comprender cuánto tesoro de expresividad se encierra en la lengua bíblica, y con qué recursos los textos nos están hablando de Aquel que, sin embargo, está fuera de toda expresión posible.

 

Comentarios
por Luis fernando (i) (200.6.193.---) - domingo , 5-sep-2010, 2:33:37

¿Me pueden ayudar a aprender hebreo?

por Carlos Villarrubia (i) (195.55.79.---) - martes , 22-feb-2011, 10:11:27

Buenas

Muchas gracias por este artículo. Me ha parecido muy interesante.

Tengo unas nociones muy básicas de gramática hebrea, pero con los verbos me pierdo, y en este artículo lo has explicado de forma muy sencilla.

Un saludo,

Carlos

por milagros huaman (i) (190.234.77.---) - viernes , 2-dic-2011, 2:40:04

Muy motivador leer este articulo, completamente ilustrativo, por favor sigan publicando sovre el idioma hevreo , los verbos sovre todo , gracias.

por edith(México) (i) (187.199.194.---) - martes , 19-feb-2013, 4:26:41

Muchas gracias,que interesante. Dios te bendiga.

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