Para Juan Ramón
Ya lo sé: la cuestión de las comas y los puntos en los textos bíblicos no genera mucha expectativa; no dudo de que se cosechan más adhesiones escribiendo sobre el Espíritu de Dios que sobre un signo de puntuación... Pero ocurre que "a Dios no lo ha visto nadie jamás", así que todo lo que podemos decir acertadamente de él, es lo que debemos ir escudriñando, con mucho trabajo y no menos tiempo, entre las arideces de unos textos divinos, sometidos a las inclemencias de la gramática humana.
No es que este verículo de Isaías 40 nos vaya a traer grandes y novedosas revelaciones fuera de ser un texto que se entiende bastante bien y que ya conocemos, pero como se da el caso de que en los evangelios se lo cita de manera distinta a como lo leemos en el propio Isaías, se puede aprender mucho de "gramática bíblica" estudiándolo un poco.
El texto de Isaías 40,3 en la versión citada por los evangelios:
-Mateo (3,3) y Lucas (3,4) aclaran que la cita es de Isaías y traen:
«Voz clamando en el desierto:
allanad el camino del Señor,
enderezad sus sendas.»
A su vez Lucas continúa con los dos siguientes versículos del mismo Isaías.
-Marcos (1,2-3), aunque también aclara que la cita es de Isaías, en realidad precede a la cita de Isaías con otra cita, no literal, que hace pensar en Ex 23,20 ("mensajero" y "ángel" son en griego la misma palabra), o en Malaquías 3,23-24:
«He aquí que envío mi mensajero delante de ti,
el que ha de preparar tu camino.»
-E incluso para nuestra sorpresa, también Juan (1,23) se une -como pocas veces- a las citas de los otros tres evangelios, claro que a su manera:
«Dijo (él: i.e.: Juan el Bautista):
"Yo soy una voz clamando en el desierto:
allanad el camino del Señor.»
También Juan señala que la cita es de Isaías.
Esta múltiple utilización de la misma cita nos aclara algo muy importante:
Que la interpretación de Juan Bautista como el mensajero que precedería al Mesías no es de ninguna manera una interpretación "local" de alguna iglesia cristiana particular, sino uno de los componentes de la fe cristiana más primitiva; al tiempo de redacción de los evangelios ya estaba perfectamente unida la figura del Bautista a la cita de Isaías, y aunque variara el modo de citarlo de acuerdo a los intereses teológicos de cada escritor, o al énfasis que quisieran darle, ninguno se aparta de esta constatación básica: en el Bautista se cumple lo dicho por Isaías.
El agregado de Marcos de la cita combinada de Éxodo/Malaquías, no añade más sentido, sino que se limita a hacer explícita la cuestión de la precedencia. Juan, en cambio, modifica un poco la cita para pasarla a primera persona: es el propio Bautista quien sabe de sí mismo que es el mensajero que precede al Mesías. Esto (siguiendo la interpretación de R. Brown) podría tener relación con los problemas específicos con los que se enfrentó la comunidad de Juan cuando entraron en ella algunos ex seguidores del Bautista que querían hacer valer excesivamente la importancia de su maestro.
Más allá de estas pequeñas diferencias, los cuatro utilizan la versión griega de los LXX y no la versión hebrea del texto. Esto es lo normal: en el Nuevo Testamento las citas del Antiguo están hechas según la Biblia griega -que era la popular- y no según la versión litúrgica, pero culta y que casi nadie entendía, que era la hebrea. Pero en este caso la diferencia entre las dos es notable, ya que la versión griega reclama otra puntuación que la hebrea, lo que motiva la diferencia que notamos ahora, que nosotros leemos el AT traducido del hebreo y no del griego. En la versión hebrea tenemos que traducir «Una voz clama: 'En el desierto preparad...'», mientras que en la versión griega -y por tanto en la citación del Nuevo Testamento- debemos traducir «Una voz clama en el desierto: 'Preparad...'».
Debe tenerse presente que en los textos de época bíblica no hay signos de puntuación, y por tanto la puntuación correcta del texto debe deducirse de la sintaxis de la oración, principalmente, o, en el caso del hebreo, de la tradición melódica de recitación del texto (que en la liturgia judía es siempre semitonado, e introduce algo así como una puntuación al pautar el canto).
Veamos la sintaxis de la cita de Isaías 4,3 en griego (coloco las palabras castellanas, pero imitando la forma y posición griegas):
Voz clamante en el desierto preparad el camino del Señor rectas haced las sendas suyas
La puntuación que seguimos se basa en que las dos partes del contenido del mensaje que clama la voz expresan un "paralelismo sintético", es decir, dos frases que contienen el mismo concepto, reforzándolo al unirse:
"preparad"
"haced rectas":
"preparad el camino del Señor"
"rectas haced las sendas suyas."
Como no existe una forma verbal griega que exprese con exactitud lo que dice "rectas haced" (eutheias poieite), puede entenderse como una frase verbal; y así, no sólo estamos ante dos frases que forman un paralelismo sintético por el sentido, sino también por la construcción:
Verbo + objeto: el sendero + dueño del objeto: Dios
Está claro entonces que "voz clamando en el desierto" debe entenderse como una construcción pronominal, y por tanto "en el desierto" forma parte indisoluble de esa primera cláusula. Así llegamos a la puntuación de nuestras biblias:
(como en español no acostrumbramos usar participios como en griego o latín, parece más correcto traducir "una voz clama..." que "voz clamando" o peor -pero más literal- "voz clamante")
Una voz clama en el desierto: -pausa
"preparad el camino del Señor, -pausa menor
enderezad sus senderos."
El uso de un verbo "enderezad", en lugar del literal "rectas haced", restituye la intención paralelística del verso.
¿Pero por qué este texto es distinto que el texto hebreo?
En muchos casos -¡en la mayoría!- se nos escapa cómo se ha llegado de una versión a otra; la diferencia es bien poca, apenas una palabra, pero cambia por completo la puntuación del texto. Hagamos como antes, una lectura literal (las palabras unidas por guión es porque en el original son una sola, y las unidas por + es porque forman una cadena indisoluble -cadena constructa-):
voz clamante en-el-desierto preparad el-camino+de-Yahveh enderezad en-la-estepa una-senda para-nuestro-Dios
Además de la sintaxis de la frase, tenemos en hebreo el precioso auxiliar de los "teanim", de los que he hablado en otros artículos, es decir: los acentos del canto, que permiten fijar con suficiente precisión la puntuación tradicional. Es verdad que los signos gráficos de los teanim son muy posteriores a la época bíblica, son medievales, pero también es cierto que esos signos gráficos nacen para fijar por escrito una práctica de lectura que se remontaba a siglos. Veamos qué indican aquí los teanim:
Voz clamante -zaquef qatón: pausa, equivalente a una coma
en el desierto -zaquef gadol: pausa un poco más larga, equivalente también a una coma en la puntuación
preparad -tifhá: disyunción para destacar, sin equivalente en la puntuación
el-camino+de-Yahveh -athná, signo con el que termina la mitad del verso, "camino" y "Yahveh" están unidos por un munah o ligadura fuerte
enderezad+en-la-estepa -"enderezad" y "en-la-estepa" están unidos por un alzah, que las mantiene juntas, como si fueran una sola expresión; termina con un zaquef qatón, que ya vimos que es una pausa equivalente a una coma.
una-senda -tifhá: al igual que antes el verbo "preparad", una disyunción para destacar, que no implica puntuación.
para-nuestro-Dios -termina, como es normal, con el silluq que indica el fin del verso.
¿Lo escuchamos? La invalorable Biblia Ort tiene en línea miles de versículos bíblicos (del AT naturalmente, ya que es un proyecto judío) cantados según la más pura tradición rabínica. El versículo que nos ocupa pueden escucharlo con este link (es necesario tener Real Player instalado): http://bible.ort.org/webmedia/h5/02034003.ra
Las palabras donde escuchamos "melismas", o adornos más notorios son:
"qorei" (clamante), "bamidbar" (en el desierto), y "baarabá" (en la estepa). Esos melismas son, precisamente, los "zaquef" o pausas más notables.
Además seguramente nos llamará la atención la pausa más larga -y más adornada- al medio del versículo ("derej adonai": camino de Yahveh), es el athná.
Los tifhá, o pausas medianas, suenan como tres notas descendentes, los podemos escuchar en "panú" (preparad) y en "mesilá" (una senda)
Bien, ¿qué nos dicen la sintaxis y la estructura musical unidas?
-La palabra más destacada es, sin lugar a duda, "en el desierto", eso surge de que la precede un zaquef qatón y le sigue un saquef gadosl, por lo que queda enmarcada con mucho adorno sonoro; por tanto, es sobre esa palabra sobre la que gira el sentido del versículo.
-La expresión que ocupa el centro de la construcción es "camino de Yahveh". Probablemente estamos poco acostumbrados a eso, pero en la estructura sintáctica de los versos hebreos, contar las palabras y ver cuál ocupa el centro es parte de la indagación del significado: esa palabra suele ser fundamental. Por eso presenté el versículo uniendo con guiones las que forman una única en hebreo. Lo mostraré, de todos modos, de manera más gráfica:
qol | qoré' | bamidbar | panú | derej adonai | yashrú | baarabá | mesiláh | l-eloheinu |
1 | 2 | 3 | 4 | 4 | 3 | 2 | 1 | |
voz | clamando | en el desierto | preparad | el camino de Yahveh | enderezad | en la estepa | una senda | para nuestro Dios |
-Los dos verbos (preparad y enderezad) están en idéntica forma: imperativo intensivo, es decir que indican una acción enfatizada de alguna manera (ya sea repitiéndola, ya sea aplicándose vehementemente a ella).
-Se esperaría que dijera: "preparad en el desierto... enderezad en la estepa", dado el casi automático sentido de la simetría que tienen los poetas hebreos; sin embargo, la necesidad de destacar la expresión "en el desierto", hace que se adelante a antes del verbo.
-Las dos cláusulas del verso forman un paralelismo sintético, como ya hemos visto en la versión griega, pero en este caso, la presencia de la expresión "en la estepa", hace que el paralelismo incluya la expresión "en el desierto"; queda, pues, así:
en el desierto preparad el camino de Yahveh
enderezad en la estepa una senda para nuestro Dios
lugar: el desierto + acción + objeto: camino + dueño del objeto: Dios
Comparemos con el paralelismo griego:
Acción + objeto: camino + dueño del objeto: Dios
Vemos que toda la diferencia está en que "en el desierto" forma parte del paralelismo, y por lo tanto lo único que queda afuera es "una voz clama". En el caso de la versión hebrea la voz no clama "en el desierto", sino que clama algo que tiene como motivo fundamental el desierto.
Está claro que en el Isaías hebreo los dos aspectos destacados son el desierto, y el camino, que en cuanto al sentido puede considerarse una antítesis del desierto: justamente, cuando en el desierto haya un camino, el camino de Yahveh, el desierto habrá dejado de ser un páramo.
¿A qué desierto y camino se refiere? Al que llevará de regreso a los israelitas, nuevamente a través del desierto, como un nuevo éxodo, desde la tribulación de Babilonia, hasta la tierra de Israel restaurada. Son palabras de profunda consolación que canta este profeta anónimo de la escuela isaiana a los creyentes que se preguntaban qué quería Yahveh manteniéndolos en el exilio tantos años.
La voz queda así aislada, misteriosa, se escucha, simplemente, sin que podamos señalar de dónde viene. Se trata de la voz del propio Yahveh ("qol qorei", que escuchamos en la versión sonora de la Biblia Ort).
El texto griego perdió una sola palabra del hebreo: "baarabá", en la estepa; pero al perder esa palabra, el paralelismo se desplazó: "en el desierto", que de por sí estaba adelante para destacarlo, quedó del lado de la voz, no de las acciones, y los dos paralelismos quedaron centrados en la acción verbal.
Vaya a saber por qué se perdió esa palabra, uno puede hacer muchas hipótesis incomprobables: que el copista se distrajo cuando le estaban dictando el texto, que voló una mosca sobre el estilete, etc...
Lo que podemos notar es que entre la urgencia de atravesar el desierto del siglo VI, cuando el Isaías hebreo canta este texto, y la religión judía instalada ya en la diáspora y sin ninguna intención de revivir el éxodo, del siglo II cuando se hace la versión griega, el cambio de las expresiones llevó providencialmente a que el texto recuperara un sentido que estaba oculto y desleído en la cita hebrea: no es el desierto un lugar para atravesar, sino el lugar desde donde la voz de Yahveh habla.
Eso fue, probablemente, lo que más les llamó la atención a los primeros cristianos, cuando meditaron el por qué (en términos de Providencia, no en término de causas y razones humanas) quien venía a anunciar la próxima venida del Mesías lo hacía en el desierto y no en la populosa y sagrada ciudad de Jerusalén. Una vez más, en la historia se "cumple" -es decir: se llena de sentido- la palabra de los profetas, incluso cuando esa palabra haya seguido su propio camino y su propia indescifrable historia.
Precioso
Aunque reconozco que me pierdo (como en el desierto) en las explicaciones tipo "Acción + objeto: camino + dueño del objeto: Dios". Así que me salto eso, salto al vacío confiando en tu buena fe, y me voy a lo sustancial sin las demostraciones.
Hago trampa, pues.
gracias
Abel muy lindo nos enseñas, demasiado en una forma práctica, quisiera leerlos mas es un poco noche, lo reservo, lindo lo que dice Ecazes, bien, bien,
gracias .
Pienso y pienso en "la voz que clama en el desierto" y estoy empezando a entender la interrelación entre desierto y camino. Un desierto con camino ya no suena tan aterrador. Pero hay que CREER en la acción de Dios y sus designios para con nosotros. Gracias por tus conocimientos.
pero entonces de quien es la voz en el desierto de isais o de juan?
“Ay Gen”, qué pregunta hace usted amigo, de quién es la voz de Juan o de Isaías, y, qué importa de quien es la voz, qué importa quien grita en el desierto, la voz es de Isaías, de Juan, de Abel, tuya, mía, del Papa, de cualquier cristiano, o, no cristiano tantas veces, pero lo que importa no es la voz, sino La Palabra que esa voz contiene, y, esa Palabra ha de ser de Dios, o, si no, no será nada. Sólo como dice el Apóstol un ruido ensordecedor. Y, tal vez porque muchas veces, nuestra “voz en el desierto” es eso, nos dice el pobre mundo que callemos. Nos toca examen a cada uno