Santa Teresa es una de las santas más troceadas de la historia.
Por lo visto sus amables devotos no la filetearon porque la técnica no estaba perfeccionada. Ahora bien: con la desmembración se lucieron.
Se ve que la orden carmelitana se ha acostumbrado a esa práctica de traficar con órganos de Santa Teresa.
Ya ni les parece macabra.
Ahora se anuncia con regocijo que se van a llevar un pie de santa Teresa que se conserva en Roma para que sea venerado en el convento de san José, en Ávila.
Ya me parece duro eso de ostentar miembros humanos, pero, en fin: son cosas de la tradición.
Pero eso de ir paseándolos de aquí para allá en esa especie de minimostradores de carnicería... ¿Es que no hay ya en el convento de san José alguna reliquia de santa Teresa para venerarla de modo más delicado? Estoy casi seguro de que sí que la tienen. ¿A qué viene esta exhibición obscena de movimientos de cuerpos mutilados?¿Qué añade una reliquia a otra?¿Es que piensan volver a montar su cuerpo, como si de un santo Frankenstein se tratara?¿Jugar al santo puzzle? ¿Por qué no se tiene un poco más de respeto por santa Teresa y por la sensibilidad de las personas?
No tengo grandes esperanzas de que ocurra el milagro y el santo pie se mueva y les dé un cariñoso patadón en su carmelitano trasero. Pero sí que me gustaría que este tipo de temas se cuidara un poco más. Una cosa es el respetuoso y elegante traslado que se hace del relicario opaco de santa Teresita de Lisieux, y otra este carrusel de miembros y momias tan desagradable.