La alegría, que fue el tema de nuestro DOMUND 2014, y protagonista del programa del papa Francisco, es un sentimiento profundo, no es solo una risa pasajera, es el estado que más puede manifestar la felicidad; que siempre se sienta en una silla de tres pies: del pasado, el presente y el futuro; de una paz de vivir conforme con tu pasado, de gastar el presente en lo que más rinde, y de contar con un futuro garantizado.
Empezando por el final, nuestro futuro es el cielo, la vida eterna con Dios, y el que vive la fe confía en Dios, que es fuerte y nos puede ofrecer un futuro de plenitud. Pero nuestro futuro no es ajeno, no es independiente de nuestro presente, de nuestra vida actual. Nuestra historia la vamos a llevar al cielo, nuestras obras, nuestros amigos, nuestras habilidades.
Es verdad que todo purificado, blanqueado, pero sin perder nada de todo lo que el Espíritu Santo haya realizado en ti, en tu vida, respondiendo a tu deseo hecho oración y a tu voluntad de secundar sus mociones. Por eso tu vestido celestial será nuevo pero tendrá algo de tu presente de hoy.
El presente de hoy es muy variado, como dice la Escritura, tiempo de tantas cosas, de comer, de construir, de destruir, de...(Eclesiastés 3) pero para el cristiano toda actividad, incluso cada latido del corazón, no es absurdo, o gratuito, sino que hay un propósito en el que queremos permanecer como si fuera el camino de casa. En esa senda se realizan muchos sueños que fueron y ya son realidad, muchos más que están por realizar, en nuestras manos, es como un camino, pero con muchas trayectorias y entre ellas hay una tarea, un recorrido constante, inexcusable, el más grande el que Dios hizo en Cristo movido por el Espíritu Santo: venir al mundo y anunciar el Evangelio.
Por eso te quiero felicitar a ti que estás implicado en la Misión de la Iglesia, en el apoyo a los misioneros, en el interés por esta “misión” que nos encargó Cristo. Es lo que más está de moda en el cielo, lo que más rinde para la vida eterna, la más pura voluntad de Dios, la mayor razón de luchar en la vida, de trabajar, de pensar; la vida no es para guardarla, sino para gastarla, invertirla y hay que afinar para el máximo rendimiento, no para el mundo pasajero, sino para lo que perdura en los siglos.
Jesús dice que el que mira atrás no vale para esta tarea, para seguir a Cristo, para ser evangelizador, misionero, cristiano en definitiva. Para servir en el Reino todo futuro puede ser purificado, los que sí acudieron al banquete eran malos y buenos, y el buen ladrón mereció el paraíso. Solo en Cristo encontramos el perdón sin lastre, un perdón que nos integra en su compañía, en su plan, a su lado en la tarea de construir el Reino de Dios.
No podemos vivir la alegría sin paz y unidad, pero sólo Cristo puede darla al mundo. Por eso nuestro seguir a Cristo y en nuestra parroquia, en nuestra familia, en el trabajo, trabajar por la Misión y los misioneros, es lo mejor que podemos hacer por este mundo dividido donde surgen guerras. La fe en Jesucristo es el único cauce para la paz entre todos los pueblos, para la unidad entre todos los hombres, para la dignificación de todo ser humano. No hay que elegir nunca entre Dios y el hombre, poner a Dios en el mundo es la más eficaz manera de amar a todo ser humano.
Te puedes felicitar cuando te dedicas a la misión, cuando consigues una suscripción a la Hoja Misionera, se pueden suscribir a muchas cosas buenas, pero la más cristiana es la pura misión recibida de Cristo, cuando rezas por los misioneros no estás perdiendo el tiempo, te estás realizando como cristiano y aún mejor si organizas con unos pocos más, «Cuando dos o tres, o más os reunáis en mi nombre» (Mt 18:20), incluso si en tu parroquia te ofreces para un grupo de misiones, o pides a alguien un donativo para las misiones o recuerdas a un cristiano que es misionero por ser bautizado y le haces preguntarse cómo lo está siendo, o lo enseñas a tus nietos o a los niños de la catequesis o mayores... Entonces estás realizando tu vida en el camino privilegiado de futuro, pues tu presente es como el de tu modelo, Cristo que se dedicó a predicar el Reino de Dios y nos envió a todo el mundo a anunciar el Evangelio.
María que desde el Pilar animó a Santiago a seguir en la evangelización, nos empuje a nosotros a no escatimar esfuerzos en nuestra promoción de los misioneros.
Arturo García
(Tomado de la Hoja de Propaganda Misionera del Secretariado Diocesano de Misiones, Valencia, España, nov. dic. 2014)