Variaciones en la lectura de la parábola de las diez vírgenes.
Meditación eucarística de Adviento.
Homilía al XXIII domingo del Tiempo Ordinario, ciclo C
Homilía al domingo XXII del Tiempo Ordinario, Ciclo C
Homilía al domingo XX del Tiempo Ordinario, Ciclo C
Homilía al domingo XIX del Tiempo Ordinario, Ciclo C
¿Cómo podemos llegar a esas riquezas que Dios quiere ver en nosotros?
En este domingo nos acercamos desde distintos ángulos a la oración
Transcripción del texto del "sillón bíblico" correspondiente a este domingo
Se lee en este domingo, junto con ricas lecturas que muestran el velado plan del Padre de llegar a todos los hombres (no solo al pueblo escogido), la escena de la cananea que sale al encuentro de Jesús, y sin saberlo le anuncia -¡a Él, al Anunciador!- una nueva instancia en la voluntad del Padre.
Se aborda la lectura de esta parábola en clave de ironía.
Algunas consideraciones en torno a un evangelio que siempre nos sorprende.
Aproximación a algunos de los rasgos que caracterizan el relato lucano de la Pasión que leímos el Domingo de Ramos de este año
Nos acercamos a percibir las diferencias entre los evangelios, y en relación a ello, intentar llegar a lo más original de la pasión según san Marcos.
Una indicación de cómo aproximarnos a lo propio de este evangelista
«Guardaos de toda clase de codicia», nos advierte el Señor, dando por hecho que no hay una única forma de codicia: tener, no tener, no se agota en las posesiones materiales, sino que abarca también criterios, seguridades, y toda la fina red con la que «nos mentimos los unos a los otros».
Esta pequeña pieza de apenas cinco versículos esconde todo un tesoro que podemos extraer si atendemos a las marcas de su narración.
Jesús no sólo se acerca, como Dios, al hombre, también enseña una nueva forma de relación con Dios.
En las lecturas de hoy, primera y evangelio, se nos presenta el tono fundamental de la predicación de Jesús, y por tanto de nuestra predicación.
Las Bodas de Caná señalan una gran pista para aprender a movernos en este mundo "como no-del-mundo".
El discurso del Pan de Vida de Jesús nos desafía a dar un testimonio personal de la cercanía de Dios experimentada en nuestra vida.
Sermón nº 288, predicado el 24 de junio del año 401 en Cartago, en la fiesta de san Juan Bautista.
Se dice muchas veces que tenemos que tener una actitud "profética"; se identifica muy frecuentemente esa actitud con la denuncia y la condena. En el profeta Ezequiel y en el evangelio de hoy aprendemos a movernos en la actitud profética.
El gesto de Jesús es sin duda un ejemplo para nosotros, pero no solo eso, también una fuerza enteramente nueva que, en la cruz, se vuelve eficaz en cada uno de nosotros.
La proximidad de la Semana Santa nos convoca a ver cada cosa a la luz del misterio pascual.
La liturgia de este domingo proclama en medio de la Cuaresma: Alegraos. Toda la vida cristiana se dirige al amor de Dios.
¿Ser cristianos en un mundo tan hostil?
En todas las situaciones, incluso en las terribles, Dios nos esta hablando, y obrando en favor nuestro.
Las obras cuaresmales señalan el amor divino.
¿Que nos pide Dios? sólo disponernos a él.
El evangelio desgrana nuestra actitud frente al que está sumido en una miseria, sea física o moral.
¿Qué debo hacer para transmitir el Evangelio? es una de las preguntas que podemos abordar frente al conjunto de lecturas de este domingo.
Con frecuencia repetimos el error de los judíos que rodeaban a Jesús: a pesar de que las palabras son evidentes, no acertamos a admitir que se refieren a nosotros.
Con cierta liviandad hablamos nosotros los creyentes de los caminos de Dios, como si tuviéramos muy en claro cuáles son esos caminos...
¿Es suficiente con recordar que Dios dejó en su Iglesia el poder de atar y desatar, y eso lo ejercen los sucesores de los Apóstoles? parece que para Jesús, ese poder se extiende a mucho más.
Además del explícito tema eucarístico del Evangelio, las lecturas de hoy se dejan recorrer a partir de un hilo conductor más velado.
Las lecturas de hoy responden a su manera, en enigma, sacramentalmente, al que es posiblemente el mayor interrogante del hombre: ¿tiene algún sentdo lo que ocurre? ¿qué debo hacer con ello?
Las lecturas de hoy nos cuentan una historia, pero no precisamente una historia de datos, sino una historia de salvación, de una salvación cuya fuerza de proclamación haremos bien en buscar ante todo dentro de nosotros mismos.
Las lecturas del primer domingo de Adviento, como las de la última semana del año litúrgico, hablan de la segunda venida del Señor. Más que analizar literariamente los textos, en este artículo se enfocan algunos de los problemas que, en conjunto, nos presenta el lenguaje escatológico del Nuevo Testamento.
¿De qué clase de justicia trata la lectura de hoy? ¿qué tipo de justicia nos pide?
El Dios traspasado (el Cordero eternamente degollado y resucitado del que hablará también el Apocalipsis), invita a una experiencia distinta de cercanía a Dios.
La parábola del «hijo pródigo» nos convoca a revisar nuestro lugar en la casa del Padre.
El evangelio de este domingo tiene implícita una amenaza con la que a nosotros, hombres modernos, nos es muy difícil manejarnos.
¿Es bíblico el signo penitencial de la ceniza? En este artículo se explora en el significado sacramental de la ceniza en el Antiguo Testamento.
Jesús, que es Palabra, comienza su ministerio recibiendo del cielo una Palabra, ¿en qué «lugar» de Jesús vendrá a habitar esa palabra?
En la Navidad el Dios escondido se hace visible, el Dios dueño de todo nace desposeído de todo, pero aun hay más para escudriñar en las paradojas del Misterio.
Domingo III de Adviento, ciclo C: Sofonías 3,14-18a; Filipenses 4,4-7; Lucas 3,10-18
Domingo I de Adviento, ciclo C: Jr 33,14-16; 1Ts 3,12-4,2; Lc 21,25-28.34-36
Domingo XXXIII del Tiempo Ordinario, ciclo B: Mc 13,24-32
Domingo XVI del Tiempo Ordinario, ciclo B: Jr 23,1-6; Sal 22; Mc 6,30-34.
Domingo XV Domingo del Tiempo Ordinario: Segunda lectura, Efesios 1, 3-14; Evangelio Marcos 6,7-13.
En este Evangelio, es el propio Jesús el que invita a su Iglesia a aventurarse en el mar, y a distinguir las señales que le permiten diferenciar la fe de la desconfianza en Dios.
De toda la riqueza enorme y casi inabarcable de la lectura de la Pasión, me detengo en un aspecto marginal: esos pocos que en medio de la ruidosa Jerusalén proclamaban «Mirad al rey que viene».
¿Por qué Jesús se hizo bautizar por Juan? esta pregunta es muy difícil de responder. La liturgia lo hace a su manera, acudiendo, por ejemplo a textos como el de la primera carta de Juan, que no parecen tener mucha relación con el hecho del bautismo de Jesús.
En la encarnación del Hijo llega a su plenitud la afirmación por parte de Dios del valor de lo humano, de la carne, de las mediaciones, que él mismo ha creado y amado desde el principio.
Es difícil mantener una mirada cristiana sobre el mundo que nos toca vivir, sin que la mirada se convierta en una permanente e irredenta congoja ante lo mal que van las cosas, ante cuán malos son los malos, ni en una mirada que ponga su esperanza en fuerzas de cambio puramente humanas.
Hoy se leen la «Canción de la Viña», de Isaías, y la «Parábola de los viñadores homicidas», que predica Jesús releyendo a aquélla. Lo más llamativo, a mi entender, es cómo los sabios no se enteraban de que Jesús hablaba de ellos.
El evangelio de hoy choca a cualquiera: ¿cómo es esto de que Jesús se niegue a curar a alguien porque no es israelita? ¿es éste el mismo Jesús que habla en otras partes del Evangelio? ¿es que «cambiamos de canal» sin darnos cuenta?
Jesús nos manda vehemente no temer, y recibimos en la primeraa lectura el ejemplo de la confianza de Jeremías. Pero, ¿por qué no temer? ¿acaso Dios nos dotó de superpoderes?
¿por qué, en la Misión, Jesús manda sólo a predicar en el pueblo de Israel? ¿qué palabra de gracia esconde este Evangelio aparentemente particularista?
El perdón, sacramento del Espíritu; signo y presencia de ese Espíritu de Dios en un mundo siempre herido y necesitado de saberse perdonado y recibido de nuevo en la casa de Dios.
Más que reprochar a Tomás por pedir pruebas, lo que Jesús hace es situar la prueba en su lugar e invitar a Tomás a tener otra experiencia de la fe.
El relato de la Samaritana, una de las más completas catequesis bautismales del Nuevo Testamento, esconde muchos tesoros de meditación; nos centramos en una de esas cuestiones casi marginales que salen de su lectura.
El Evangelio de transfiguración contemplado desde los inicios del Antiguo Testamento
Una mirada tipológica en torno a los cuarenta días del desierto
Breves apuntes
Futuro, espera y presente, en el entramado de unas lecturas que nos envuelven en una meditación que apenas si podemos balbucir: en torno a la resurrección de Lázaro, la resurrección en promesa, la resurrección en cumplimiento.