La etimología no está indicada en el texto, pero sí sugerida en 17,16: "reyes de pueblos procederán de ella".
Una tradición tardía (Gn 20,12) la hace hermana de su marido por parte de padre, lo que posiblemente sea un mal menor, para evitar que el patriarca quede como mentiroso en el relato.
Es la gran matriarca de Israael, y muy apreciada en al tradición judía. Su tumba, en la cueva de Macpelá (cuya compra se nos narra en detalle y de manera muy pintoresca Gn 23), fue la primera propiedad de Israel en el territorio de Canaán.
Al ser la madre de Isaac, heredero de la promesa, resultará no solamente el ama, sino también rival de Agar, su esclava, a la que ella misma entregó a su marido para tener descendencia (en Ismael (1)). San Pablo retomará en Carta a los Gálatas el tema de esta rivalidad para hacer una alegoría sobre la rivalidad de las dos alianzas, la del Sinaí y la de la libertad (es decir, la nueva alianza en Cristo). Curiosamente, en la alegoría paulina la que representa a la alianza del Sinaí (es decir, la alianza de la Ley) es Agar y no Sara.