Es citado en la Biblia de dos modos distintos: como personaje individual (hermano, de Jacob (1)), y también como antepasado epónimo de las tribus edomitas (ver más abajo la nota auxiliar). Es al mismo tiempo compañero de historia, vecino y rival político de Israel (mucho más tarde, en las vueltas de la historia, un idumeo, Herodes (1) El grande, acabara siendo rey de Judá y refundando la monarquía).
Los textos bíblicos no dan una razón específica para la preferencia de Dios por su hermano Jacob (1), como no sea la preferencia por el menor que podemos constatar en toda la Biblia, pero apuntan la cuestión del matrimonio con extranjeras (Gn 26,34-35), que podría ser uno de los motivos por los cuales la tradición posterior no sólo vio en él a un rechazado, sino a un personaje malvado y sin temor de Dios.
Mal 1,2-3 transmite en lenguaje oracular la sentencia divina que condena a Esaú, sin explicar el motivo de la elección divina; este texto será retomado por distintas reflexiones, entre ellas la del propio San Pablo en Rm 9,1-16, así como en mucha literatura intertestamentaria (Jubileos 15,30, 4Esd 3,16, y muchos más).