No muere, sino que es arrebatado al cielo, de allí que, al igual que con Elías (1) tesbita, se fueran formando, en época muy posterior, expectativas de un regreso que anunciaría algo (por ejemplo, la instauración del reino de Yahvé); de allí provienen las tradiciones henóquicas en boga desde el IIaC en adelante, que dan lugar a los libros de Henoc I al IV, de gran importancia para el trasfondo de expectativas escatológicas de la época de Jesús.