En la angelología judía posterior al exilio se va desarrollando un septenario de arcángeles, por influencia babilónica, cuyos nombres los recoge el muy difundido Libro de Henoc (cap. 20): Uriel, Rafael, Ragüel, Miguel (11), Saraqael -o Sariel-, Gabriel y Remeiel; aunque realmente sólo se menciona en este libro, y en general en al literatura parabíblica judía, la actuación de cuatro: Miguel (11), Gabriel, Rafael y Uriel (cfr. Henoc 9,1).
Dentro de ellos, Rafael cumple la función de curar en nombre de Dios, y llega a ser, en el rabinismo posterior, el patrono de los médicos.
En la Biblia sólo aparece mencionado en el libro de Tobías, y no ha entrado al NT, salvo en algunos intérpretes antiguos, que veían en el ángel de la piscina de Siloé al arcángel Rafael (precisamente por su asociación con la curación), lo que había dejado su huella en las lecturas de la antigua fiesta liturgica de san Rafael (que era el 24 de octubre), en la que se leía precisamente ese episodio joánico.