Se ha relacionado a Cain con al tribu de los quenitas, una tribu seminómade de sur de Israel, que se ha mantenido cercana a la confederación israelita, sin integrarse nunca en ella. Por un tiempo se consideró, en base a algunos indicios, que los quenitas adoraban a Yahvé sin pertenecer al pueblo de la Alianza, pero esa teoría no está hoy aceptada en la historiografía paleoisraelita.
Quizás el relato, anterior al actual dramatismo y densidad teológica, narraba los orígenes del antepasado epónimo de esa tribu. Es interesante que en el oráculo de Balaam sobre los quenitas de Nm 24,21-22 (un texto realmente antiguo) "quenita" y "Caín" aparecen en paralelismo sinonímico.
Es muy posible que la genealogía de Caín de Gn 4,17-22, inusualmente larga y que acaba en oficios urbanos (luego de que Caín fundara, precisamente, la que narrativamente es la primera ciudad) circulara como historia independiente, y nada negativa; sólo cuando fue atraída hacia la narrativa del pecado, y unida a la violencia contra Abel en un extremo, y su aumento en Lámek (1), se convirtió en lo que es ahora: una expresión del dominio cada vez mayor del pecado a lo largo de las generaciones.
Acerca de la etimología popular del nombre y su relación con el sentido del relato, ver el artículo Sobre las etimologías de los nombres bíblicos en esta misma sección.