Realmente el nombre de "mago" se le ha dado posteriormente, ya que el texto sólo dice que practicaba la magia. La palabra "mago" (y "magia") es un préstamo del persa, e identifica desde un sacerdote de cultos orientales, hasta un taumaturgo (distinto del uso mateano, que habla de "magos" -Mt 2,1- en el sentido de "hombres sabios"); en Hch 13,6.8 se usará "mago" para referirse a un falso profeta, lo que seguramente incluía taumaturgia (real o simulada).
La tradición posterior ha hecho de este Simón el primer gnóstico (seguramente por la mención que hace el texto de la "Potencia Magna", expresión que más tarde aparecerá en algunos textos gnósticos), fundador de la secta de los simonianos. Pero no hay ninguna constancia de que el gnosticismo existiera, siquiera en germen, en esta época.
San Ireneo cuenta algunas tradiciones sobre Simón, e incluso lo considera el «padre de todas las herejías» (Adv. Haer. I,3,1); igualmente san Justino, que nació en Samaría, cuenta algunas tradiciones sobre este Simón (IApol. 26,2), sin llegar al extremo de considerarlo padre de todas ellas.
Ciertamente que el nombre de "simonía", es decir, el comercio con acciones sagradas, proviene de este relato (Hch 8,18-19).
Como opinión personal: todo el desarrollo posterior acerca de la maldad del personaje no proviene del texto lucano: o tiene otras fuentes, o es simplemente que algunos se han dejado llevar excesivamente por la imaginación. Si se lee atentamente el relato, Simón termina reconciliado con los apóstoles, y no es necesario suponer que se arrepintiera sólo de palabra (Hch 8,24). Yo lo veo como uno de los casos en que la tradición posterior se ha ensañado con un personaje sin que realmente hubiera motivos, como pasa también en otros casos: el diácono Nicolás, inventar que María (4) Magdalena fue prostituta, que An: La Samaritana fue pentadivorciada, además de malcasada, acusaciones hacia personas reales que vivieron, aunque no sepamos sus nombres, que los han convertido en antimodelos y manchado su fama sin ninguna prueba ni necesidad, sólo por extraer un dudoso ejemplo moralístico.