El diablo en su carácter esencial, reúne en sí otros nombres dados al mal en la propia Biblia: la serpiente antigua (es decir, del Génesis) y Satanás. Acorde con su temporalidad sinuosa y fluctuante, el Apocalisis llega aquí a una especie de consumación (Ap 12,10), pero enseguida retoma el curso de la lucha.