Este es uno de los símbolos más famosos del Apocalipsis, porque es el personaje cuya cifra es "666" (o "616" según otros manuscritos). Este símbolo gemátrico se basa en el valor numérico de las letras del alfabeto (en griego) o del alefato (en hebreo): alpha=aleph=1; beta=beth=2; gamma=guimel=3, etc... Lamentablemente en este sistema una misma cifra puede corresponder a múltiples combinaciones de letras, por ejemplo, según si estuvo pensado en griego o en hebreo, si la centena y la decena se tienen que entender como tales, o si se toman las sumas de las cifras, etc. El hecho mismo de que el Apocaleta haya dejado tan impreciso el contexto de la cifra que hace casi imposible su identificación, es un indicio que apunta a alguna realidad del Imperio Romano, cuyas inspecciones podían temer los lectores cristianos que tenían en depósito los rollos de los libros santos.
Hay infinidad de intentos de reconstrucción de la palabra, nombre propio o frase que puede esconderse tras la cifra. En general la más aceptada sería que codifica la expresión "Nerón César" sin vocales (NRWN QSR -la w sería la waw, soporte del sonido vocálico "o", pero no es vocal), que en hebreo dan 666: 50+200+6+50+100+60+200. Dado que en el fin del siglo I circulaba la leyenda de que Nerón había resucitado en Domiciano ("Nero redivivus"), esta lectura encaja bien en el conjunto del pasaje. Es la más probable, pero sigue siendo hipotética.
Si fuera esta la clave, explica también por qué unos pocos manuscritos traen 616 en vez de 666, ya que en el hebreo latinizado Nerón César es Caesar Nero, sin la n final, por tanto con el valor 50 menos. Esto supondría que para estos manuscritos esa era la clave correcta, y adaptaron la cifra para mantener la lectura del significado.
Más modernamente, incluso biblistas serios han tratado de encontrar el 666 en la historia, y así, especulando, han salido los nombres de Lutero, Mahoma, Hitler, Napoleón, Bonifacio VIII... como se ve, la "ciencia" gemátrica da para todo.