Las dos hijas surgen de 1Re 4, casadas con gobernadores mencionados allí. La posición en esta lista de hijos no indica que hayan nacido primero. El primogénito surge de 1Re 11,43.
La etimología surge de 1Cr 22,9: Shalom = paz, y de allí, según el texto, Shlomó.
Es el hijo de David y Betsabé, y el primer heredero del reino davídico, tras unas difíciles luchas por hacerse con la herencia paterna, frente a la rivalidad de otro de los hijos de David, Adonías (1), tal como se relata en 1Re 1.
Es prácticamente imposible hoy hacernos una imagen histórica del rey; los vestigios arqueológicos no avalan la idea de un gran imperio salomónico.
Sin embargo para la Biblia es una figura simbólica de primer orden, de tal modo que incluso tiene un recuerdo ambiguo de él: por un lado lo ensalza como constructor del templo, un predilecto de Dios, así como el más sabio de los reyes bíblicos, al punto de atribuirle a él la autoría de casi todos los libros sapienciales, verdadero eje sobre el que gira la edad de oro de Israel.
Pero también es el modelo del rey mundanizado, que por alianzas políticas introduce costumbres y cultos extranjeros en la corte, y corrompe la fe yahvista, sobre todo de la mano de sus muchas esposas: "tuvo setecientas mujeres con rango de princesas y trescientas concubinas.", nos dice 1Re 11,3; todo este capítulo está dedicado a dejar por escrito las sombras del reinado de Salomón, que resultan ser, para la teología histórica de la Biblia, la causa remota de todos los posteriores traspiés del pueblo de Dios, que los llevaron a la división de los reinos con el hijo de Salomón, y finalmente al exilio.
Muchos exégetas piensan que es el modelo histórico sobre el que se forja el personaje literario de Adán, cuya esposa es, precisamente, la que lo lleva a la ruina.
Durante mucho tiempo (siglos XIX y gran parte del XX) la crítica histórico-literaria sostuvo que en la época salomónica, en su escuela palaciega de escribas, a semejanza de las escuelas egipcias, se había forjado el primer documento que sirvió de base a la Ley, el llamado documento Yahvista (simbolizado con la letra J). En la actualidad esa hipótesis ya no puede considerarse ni mayoritaria ni vigente, pero no hay duda que la imagen de un período de prosperidad y sabiduría en los inicios de la vida de Israel como pueblo asentado e independiente está entre las imágenes más queridas de la propia Biblia.