Se lo aclara por dos motivos: histórico y práctico.
Histórico:
-Porque los primeros martirologios sistemáticos, que buscaban agrupar de manera coherente los nombres y breves biografías de los santos, no eran para toda la Iglesia, sino que fueron elaborados por cada orden religiosa para su uso litúrgico. Así que existen el Martirologio Franciscano, Carmelita, Dominico, etc.
En época poco posterior al Concilio de Trento, y como parte de la mayor "centralización" del culto, y también en la necesidad de depurar con nuevas herramientas críticas unos listados que en muchos casos tenían duplicaciones, errores, etc., el Papa Gregorio XIII manda elaborar un "catálogo general de santos y beatos", que, para que quedara claro que venía a suplir la dispersión anterior de martirologios, tomó el nombre de "Martirologio Romano".
Desde ese momento, las sucesivas revisiones han ido tomando el mismo nombre.
Práctico:
-En realidad el Martirologio Romano, aunque es el oficial, nunca terminó de suplir otros catálogos de santos, y es poco probable que alguna vez lo haga realmente. vaya uno a explicarle a la persona que ha sido devota de tal o cual santo (pongamos por caso San Expedito, mártir) durante toda su vida y que le ha hecho especiales favores de parte de Dios, que ese santo no existió porque la Iglesia depuró sus listas... ¿Iremos a quitar la imagen de San Expedito de todas las iglesias donde está porque la edición del Martirologio actual no lo tiene?
En la práctica, el martirologio romano lo único que dice es que la Iglesia asegura, dentro de lo históricamente posible, su contenido. Pero hay muchos más santos venerados por los creyentes que santos en el Martirologio Romano, y desde luego que hay muchos más santos junto a Dios que los que podemos conocer.