Sí, aunque le parezca extraño, está explícitamente permitido: En la Instrucción «Redemptionis Sacramentum», de la Congregación del Culto (Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos), del año 2004, se dice:
«Es muy loable que se conserve la benemérita costumbre de que niños o jóvenes, denominados normalmente monaguillos, estén presentes y realicen un servicio junto al altar, como acólitos, y reciban una catequesis conveniente, adaptada a su capacidad, sobre esta tarea. No se puede olvidar que del conjunto de estos niños, a lo largo de los siglos, ha surgido un número considerable de ministros sagrados. Institúyanse y promuévanse asociaciones para ellos, en las que también participen y colaboren los padres, y con las cuales se proporcione a los monaguillos una atención pastoral eficaz. Cuando este tipo de asociaciones tenga carácter internacional, le corresponde a la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos erigirlas, aprobarlas y reconocer sus estatutos. A esta clase de servicio al altar pueden ser admitidas niñas o mujeres, según el juicio del Obispo diocesano y observando las normas establecidas.» (nº 47, el destacado es mío)
Dice que "está explícitamente permitido". Me permito hacerle una corrección, con su permiso.
Está permitido, pero no explícitamente. Si estuviese explícitamente permitido no diría "pueden ser admitidas", sino "serán admitidas". O, más explícitamente aún, cuando se refiere a los niños, podría haber incluido la coletilla "independientemente de su sexo".
Además, lo que le digo lo confirma el juicio posterior "según el juicio del obispo diocesano y observando las normas establecidas". Es decir, que se deja la competencia de permitirlo o no al obispo diocesano. De este modo, puede haber obispos que no lo permitan. Y, de hecho, los hay, pues yo mismo he pertenecido a una parroquia en la que el obispo no permitía subir al presbiterio a las niñas, lo cual resultaba incompresible para muchos fieles que lo entendían como una discriminación y que hoy en día, por desgracia, me recuerdan en sus conversaciones de vez en cuando que la Iglesia es machista, poniéndome como ejemplo aquella triste etapa.
Por tanto, está permitido, pero no explícitamente. De hecho, muy al contrario, este juicio está sometido a la opinión subjetiva del obispo diocesano.