Propiamente hablando, no: no hay ningún gesto de los fieles mandado para ese momento, excepto la postura corporal (de pie), por tanto, no deben extender las manos.
Ahora bien, otra cosa es si pueden extender las manos en ese momento, o si pueden tomarse las manos, o cruzarse con el vecino, con el que está atrás, etc.
A pesar de las rabietas de muchos fieles puristas, no creo que deba objetarse nada a esas costumbres: dependen de las costumbres de cada lugar, y expresan apropiaciones y percepciones de la propia comunidad, por lo que, mientras no estén reñidos en profundidad con el significado de lo que se está celebrando, suman y no restan.
Es verdad que clásicamente la liturgia debe expresar una "piedad objetiva", y por tanto no hace falta más que las palabras, gestos y actitudes que marcan puntillosamente los textos. Sin embargo, la Iglesia pretende la participación del pueblo en la liturgia, ¿y cómo se quiere que participe el pueblo al que se excluyó de la formación litúrgica durante siglos? ¿quieto y callado? ¿ausente, para dar gusto a cuatro que entienden lo que pasa en misa?
Si me dijeran que los fieles cuelgan un columpio arriba del sagrario y se dedican a hacer piruetas en el Padrenuestro, pensaría que es bueno impedirlo, pero ¿tomarse de las manos? ¿extenderlas?, ¿besrse un poco efusivamente en el beso de la paz? ¿qué tiene todo eso de antilitúrgico?
Hay pequeños gestos que sería bueno ir trabajándolos. Por ejemplo: la liturgia marca en los libros que los fieles deben ponerse de pie cuando el sacerdote dice "orad hermanos para que este sacrificio....", antes de "el Señor reciba de tus manos" (n. 43 de la Ordenación General del Misal Romano). El sentido es que ya estén de pìe antes de que comience toda la acción propìamente sacerdotal, que se significa con la extensión de las manos del sacerdote en la oración sobre las ofrendas.
Con mucho mejor sentido litúrgico que quien redactó esa rúbrica, la costumbre hizo que la gente se pusiera de pie luego de "el Señor reciba de tus manos...", porque en realidad, si el ponerse de pie es para exaltar la presencia de Cristo en la persona del sacerdote, lo lógico es que sea antes de la oración sobre las ofrendas.
Ahora bien, en estos años se ha perdido bastante de sentido litúrgico (y no sólo por falta de formación, sino por los cambios mismos de época), así que la gente se está poniendo de pie cuando el sacerdote dice "elevemos nuestros corazones". No se ve bien claro cómo se llegó a identificar el corazón con el trasero, pero así es: la gente entiende que allí algo debe elevarse, y como ya no se comprende el gesto litúrgico de significar la diferencia entre el sacerdote humano que hace las ofrendas (todos sentados), y Cristo sacerdote que se ofrece de víctima al Padre (todos de pie), se compensa automáticamente haciendo depender el pararse de la palabra "elevemos".
Como se ve, es un uso popular mucho más espurio que el de extender las manos en el Padrenuestro, sin embargo, ¿se soluciona imponiendo el pararse o sentarse a rajatabla en tal momento?
Yo creo que lo que hay que hacer es tratar de formar al pueblo en el sentido de las partes de la liturgia, en por qué están allí y están como están, y las comunidades mismas irán encontrando los gestos adecuados para expresar esas verdades.
Y a lo mejor algún gesto que no no gusta, es una respuesta adecuada, aunque no figure en los libros, como el extender las manos en el Padrenuestro expresa quizás el sacerdocio bautismal, que es una verdad de fe que estaba casi ausente de la gestualidad litúrgica, hasta que el propio pueblo de Dios la redescubrió, adhiriendo con entusiasmo a un gesto no mandado, pero profundamente armonioso con el significado de la Eucaristía.