Aunque gran parte de la liturgia se adaptó a la activa participación de los fieles, hay momentos concretos en que esa participación no está del todo explícita en el ordinario de la misa, y el "genio popular" se encargó de rellenar el vacío con diversos gestos; lamentablemente a veces hechos de manera puramente espontánea, de modo que nadie sabe con exactitud qué se puede o no se puede, y qué se debe o no se debe hacer en ese momento.
EL misal romano, en su edición 2003 (la última typica, hasta donde sé) repite tan sólo la rúbrica de siempre: "... sacerdos... Extendit manus et, una cum populo, pergit", es decir: "extiende las manos, y, junto con el pueblo, prosigue".
Parece referirse exclusivamente a la recitación, que luego continúa solo en el embolismo ("líbranos Señor..."), pero la realidad es que ni el texto ni el contexto aclaran qué hace mientras tanto el pueblo, además de recitar.
Como en el número 237 del Ordinario del misal, explicando las misas concelebradas, dice que también los concelebrantes extienden las manos, se puede deducir que el pueblo no las extiende.
Perdone el preciosismo, pero hago estas aclaraciones porque hay gente en internet que tiene muy seguro lo que se debe y no se debe, y propagan sus opiniones casi como dogmas de fe...
El misal no aclara nada al respecto. La costumbre tradicional es que el pueblo no acompaña la recitación con ningún gesto, excepto el estar de pie, pero, creo yo que en casos así se debe acudir a ciertos principios generales.
-El primero es el nº 42 del Ordinario del Misal Romano:
«Los gestos y posturas corporales, tanto del sacerdote, del diácono y de los ministros, como del pueblo, deben tender a que toda la celebración resplandezca por el noble decoro y por la sencillez, a que se comprenda el significado verdadero y pleno de cada una se sus diversas partes y a que se favorezca la participación de todos. Así, pues, se tendrá que prestar atención a aquellas cosas que se establecen por esta Instrucción general y por la praxis tradicional del Rito romano, y a aquellas que contribuyan al bien común espiritual del pueblo de Dios, más que al deseo o a las inclinaciones privadas.
La uniformidad de las posturas, que debe ser observada por todos participantes, es signo de la unidad de los miembros de la comunidad cristiana congregados para la sagrada Liturgia: expresa y promueve, en efecto, la intención y los sentimientos de los participantes.»
Como se ve, deja bastante libertad, dentro de actitudes generales como el decoro, la sencillez, el bien espiritual, etc.
-El segundo principio general es que, en ausencia de directivas concretas, se debe seguir la práctica del lugar en el que se está:
Si una comunidad tiene muy arraigado el que los fieles se tomen de las manos al recitar el Padrenuestro, ¿es más devoto negarle la mano al de al lado porque el misal no lo dice, o dársela por el decoro y la unidad de gestos que sí pide el misal?
En la instrucción Redemptionis Sacramentum, de la Congregación para el culto divino y la disciplina de los sacramentos, del año 2002, a pesar de que es un documento que se centra muy principalmente en los errores y abusos en la celebración eucarística, no menciona en ningún momento que las arraigadas costumbres de darse la mano o extenderlas durante la recitación del Padrenuestro sean ningún error o abuso. Dado el carácter muy exhaustivo de ese documento, pienso que puede tomarse el silencio como aprobación.
Creo yo que el único gesto que debe evitarse comunitariamente es extender las manos en la postura de la intercesión sacerdotal (es decir, bien abiertas hacia arriba y delante), ya que ello es propio del sacerdocio ministerial, pero no veo ninguna razón para que una comunidad no se una a la recitación con un gesto de intercesión, como extender las manos hacia adelante, o de fraternidad, como el darse las manos. Depende de lo que esa comunidad acostumbre hacer, e incluso de lo que espiritualmente convenga acentuar para bien de los fieles.
Por si no ha quedado del todo claro, lo vuelvo a repetir: estas son opiniones mías, basadas en principios generales, y en ausencia de directrices del todo concretas. Si alguien tiene conocimiento de alguna rúbrica clara y explícita en cualquier otro sentido, me alegraré de saberlo.
Creo que, efectivamente, cuando ni el Misal ni la OGMR dicen nada al respecto, dicho silencio (junto con el silencio de de las instrucciones y documentos que tienen que ver al respecto) es un indicativo claro de que hay cierta libertad para, siempre desde el decoro, respeto y moderación, actuar como el corazón le dicte a cada uno. Así, en el Padrenuestro, al no haber ninguna contraindicación a este respecto, es lícito que cada cual lo rece poniendo las manos tal y como su corazón le diga. Pero siempre, como he dicho, desde la moderación, siendo un gesto sencillo, sin aspavientos, sin querer destacar. Porque lo que sí perturba el clima de paz y de oración es que, amparándonos en este silencio, hagamos gestos forzados o poco propios de la asamblea celebrante, como imitar al sacerdote levantando los brazos u otras posturas poco ortodoxas. Como en muchos otros casos, es más una cuestión de sentido común y de respeto hacia los demás.
Creo que, en el Padrenuestro, más interesante que esta cuestión (que también lo es) es el significado del embolismo, que usted menciona. Muchos son los que "rematan" el Padrenuestro con el "amén" en la celebración eucarística porque no saben qué es el embolismo ni su significado. Y aquí sí es explícito el Misal, ya que omite el "amén" y continua con el "Líbranos Señor...". Sin embargo, son muchos los fieles que se dejan llevar por la costumbre o que, incluso, creen que los que no lo dicen lo están haciendo mal. Es esta una pregunta que trataré de dejarle para que la conteste. Gracias.