La elaboración es ingeniosa, pero me parece un poco rizar el rizo, basándose únicamente en la coincidencia de la palabra "cáliz" con la hipótesis de que la copa eucarística sea la tercera de cuatro.
La metáfora de un cáliz amargo que es necesario beber a pesar de uno recorre toda la Escritura, en especial como "cáliz de la ira de Dios". En una búsqueda rápida: Is 51,17.22; Jer 25,15ss; Ez 23,31-33; Ha 2,16; Sal 11,6; Lam 4,21
También es una metáfora usual sin sentido negativo (copa de bendición, copa de heredad, etc): Sal 16,5; Sal 23,5; Sal 116,13
Incluso el NT, en el Apocalipsis, habla abundantemente de las "copas del furor de Dios".
Como metáfora es independiente de la Última Cena: Jesús, sin merecerlo, deberá beber el cáliz de la ira que merece el pueblo de Dios, acorde con Is 51,17ss... (dentro de las citas que puse, pero hay más). La palabra en griego es la misma: copa, cáliz: potérion, tanto en el pasaje de Getsemaní como en la traducción al griego de Isaías.
Que la copa eucarística fue la tercera, y la cuarta no se bebió es una hipótesis que surge de identificar la forma de la Última Cena con las cenas pascuales judías que nosotros conocemos. Pero esa identificación no es del todo segura, es decir, realmente no sabemos a ciencia cierta si la cena pascual judía se celebraba como la leemos en fuentes rabínicas, que son invariablemente del siglo II en adelante.
Ya la identificación de la Última Cena con una comida pascual judía plantea algunos problemas, pero dando esa identificación por exacta, aun resta saber si la celebraban como lo hcieron siglos más tarde... no se trata de un mero prejuicio cientificista (si no tengo una fuente de la época misma, no puedo suponerlo), sino del problema de que muchas costumbres judías que luego fueron tradicionales, surgieron tras la caída del templo de Jerusalén en el año 70, cuando el judaísmo se organizó enteramente en torno a las enseñanzas de los rabinos. La tradiciones talmúdicas arrancan en ese reacomodamiento de la tradición judía, y no es tan fácil proyectar lo que sabemos del siglo II o III al siglo I, donde la vida judía era enteramente distinta (y solo apenas conocida por nosotros).
La hipótesis la formuló y defendió Joachín Jeremías, exégeta del siglo XX, de la mayor importancia, cuyos trabajos siguen siendo una fuente indispensable para entender mejor el entorno y las enseñanzas de Jesús... pero a veces Jeremías era un poco excesivamente entusiasta acerca de la posibilidad nuestra de traspasar el año 70 hacia atrás.