Con la reforma de la liturgia de las horas se intentó entre otras cosas dar al año litúrgico una continuidad en sus textos que no estuviera siempre cortada por celebraciones de los santos. Sin embargo algunas celebraciones tienen mucha antigüedad y prestigio de tal modo que, aunque se las "rebajó" a memorias obligatorias, conservan en algo su antiguo carácter litúrgico que correspondería hoy a fiesta.
Eso ocurre en las memorias obligatorias de santa Inés (21 de enero), martirio de san Juan Bautista (29 de agosto), Ntra. Sra. de los Dolores (15 de septiembre), Santos Ángeles custodios (2 de octubre), Ntra Sra. del Rosario (7 de octubre), san Martín de Tours (11 de noviembre). Ocurría también en santa María Magdalena (22 de julio) hasta que el Papa la elevó a Fiesta para toda la Iglesia, y por tanto adquirió en las laudes, por estructura de la fiesta, los mismos elementos que tenía por tradición.
Los salmos propios no pueden cambiarse, precisamente el propio de un santo, en la memoria obligatoria, no puede cambiarse, solo puede alternarse con la feria lo que viene del común (y tampoco todo, porque aunque la oración o la segunda lectura venga del común, tiene que sacarse de allí).
En cuanto a la última pregunta, "privilegiado" no es una palabra que se utilice en la liturgia actual. En la estructura antigua sí que existían las "ferias privilegiadas", que coinciden en parte con las que actualmente corresponden a Cuaresma y Adviento, que tienen un rango mayor que las ferias del tiempo ordinario, y existían las celebraciones privilegiadas, que eran las que tenían elementos propios o más rango de celebración que otras equivalentes. Un poco lo que pasa con estas memorias, son "privilegiadas" en el sentido en que tienen una estructura más propia que las equivalentes de otros días, pero la verdad es que no se utiliza llamarlas "memorias privilegiadas".