Bueno, le agradezco la pregunta porque así se sale al cruce de una mala comprensión de las palabras que utiliza el santoral.
Primero que nada debe tenerse presente que llamar "confesión" al sacramento de la Reconciliación es incorrecto: la confesión es solo un momento del rito, es cuando el penitente enuncia sus pecados ante el sacerdote, y no es siquiera el momento más importante, que es la absolución sacramental.
Es verdad que a los sacerdotes que celebran el sacramento de la reconciliación los llamamos "confesores", pero eso tampoco es muy correcto, aunque esté muy arraigado: él no confiesa, el que confiesa es el penitente, y el sacerdote lo reconcilia con Dios por su potestad ministerial. Deberían llamarse "Reconciliadores", o "Ministros de la Reconciliación" (o del perdón).
Ahora sí, yendo a «santa Antusa, monja y confesora». "Confesor" en el contexto del estudio de la santidad, de la hagiografía, se llama a aquel santo que de una manera especial confesó a Cristo, generalmente en circunstancias adversas. No es un mártir, porque esta palabra la reservamos para los que murieron por Cristo, pero es alguien que ha hecho presente a Cristo en su vida, en medio de sufrimientos e injusticias padecidos por su nombre, sin llegar a la muerte martirial.
Y así, por ejemplo, en la biografía de santa Antusa leemos que "fue duramente perseguida y enviada al exilio", aunque no murió por Cristo.
Lo cierto es que esta santa es la única confesora inscrita individualmente con ese título en el Martirologio Romano. Hubo más mujeres confesoras, pero han quedado anónimas en el grupo de san Fausto mártir y compañeros confesores