Los himnos son un elemento no bíblico dentro de la LH, que es en su mayor parte bíblica. Se han ido incorporando antiquísimamente, e incluso en la liturgia actual conservan su lugar y valor. La liturgia los aprecia de manera especial, porque al ser redactados para la oración, no tomados de la Bibia, pueden manfestar de manera directa y clara la naturaleza de cada hora, matutinos, vespertinos, diurnos y nocturnos... expresan la creatividad de la comunidad concreta, así que si bien se pueden seguir usando los himnos del himanrio latino, cada conferencia episcopal fue invitada, en la reforma litúrgica, a formar su propio himnario.
En la liturgia en español hay algunos himnos muy bellos y adecuados, aunque otros no tanto: se quiso dar lugar a poesías que representaran nuestra época, pero en muchos casos carecen de la lírica propia de un himno litúrgico.
En la edición de El Testigo Fiel se toman los de la edición española, pero en muchos casos se proponen también los del himanrio latino traducidos.
Aunque todos tienen autor, no se acostumbra en la liturgia poner el nombre de los autores. A veces es una pena, porque uno se queda con las ganas de conocerlo, pero aun no he encontrado una lista exhaustiva de autores, solo tengo el de algunos.
Los números del Ordenamiento General de la Liturgia de las Horas que tratan del tema del himno son 173 a 178.