El lector me pregunta por lo que yo le aconsejo, efectivamente, no sé de ninguna respuesta a este problema con autoridad, así que daré mi opinión.
En principio falta un elemento en la descripción del problema, así que daré dos respuestas, según sea uno u otro caso:
-Si el lector tiene obligación canónica de rezar las Horas, es decir, si el lector es consagrado, religioso, sacerdote o cualquier otro estado o condición por el que se haya obligado con la Iglesia a rezar las Horas, corresponde que le haga esta misma pregunta a su ordinario, ya que la Iglesia le ha confiado, a través de su ordinario, el rezo de las Horas, y es lógico que la misma institución le tenga que resolver esta duda.
-Ahora bien, si es el caso es de una persona que reza las Horas por devoción, por "estar en unión con la iglesia", como bien lo expresa el lector, entonces ya es distinto. Creo que puede uno orientarse en el documento programático de la actual Liturgia de las Horas, que es la Constitución Aposólica de Pablo VI «Laudis canticum», que detalla el sentido de la reforma litúrgica que dio lugar a nuestras Horas actuales.
En su núm. 2 dice: «La Liturgia de las Horas es santificación de la jornada; por tanto, el orden de la oración ha sido renovado de suerte que las Horas canónicas puedan adaptarse más fácilmente a las diversas horas del día, teniendo en cuenta las condiciones en las que se desarrolla la vida humana de nuestra época.»
Por tanto creo yo que el sentido de la hora de Completas, que completa el día y le da un cierre antes del sueño, debe llevar a rezarla cuando el lector se va a acostar, no a las 11 de la noche, que es cuando va a ponerse en actividad.
En cuanto a la cuestión práctica de rezarla, siempre debe tenerse presente que la misma liturgia prevé que se pueda aprender de memoria uno de los dos formularios de domingo (el I o e II) y usar cada día el mismo, de modo de no depender físicamente del libro (¡o del móvil!) y poder rezarla ya en la cama y con la luz apagada.
Naturalmente, esta misma situación de vida hace que se modifiquen algunos otros horarios, lo que el lector debe hacer con entera libertad, porque es allí cuando precisamente mejor se está adaptando al sentir de la Iglesia.