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Biblia: Los Salmos


Salmo 103 (102): Himno a la misericordia paternal de Dios
Buscador simple (o avanzado)
El buscador «simple» permite buscar con rapidez una expresión entre los campos predefinidos de la base de datos. Por ejemplo, en la biblioteca será en título, autor e info, en el santoral en el nombre de santo, en el devocionario, en el título y el texto de la oración, etc. En cada caso, para saber en qué campos busca el buscador simple, basta con desplegar el buscador avanzado, y se mostrarán los campos predefinidos. Pero si quiere hacer una búsqueda simple debe cerrar ese panel que se despliega, porque al abrirlo pasa automáticamente al modo avanzado.

Además de elegir en qué campos buscar, hay una diferencia fundamental entre la búsqueda simple y la avanzada, que puede dar resultados completamente distintos: la búsqueda simple busca la expresión literal que se haya puesto en el cuadro, mientras que la búsqueda avanzada descompone la expresión y busca cada una de las palabras (de más de tres letras) que contenga. Por supuesto, esto retorna muchos más resultados que en la primera forma. Por ejemplo, si se busca en la misma base de datos la expresión "Iglesia católica" con el buscador simple, encontrará muchos menos resultados que si se lo busca en el avanzado, porque este último dirá todos los registros donde está la palabra Iglesia, más todos los registros donde está la palabra católica, juntos o separados.

Una forma de limitar los resultados es agregarle un signo + adelante de la palabra, por ejemplo "Iglesia +católica", eso significa que buscará los registros donde estén las dos palabras, aunque pueden estar en cualquier orden.
La búsqueda admite el uso de comillas normales para buscar palabras y expresiones literales.
La búsqueda no distingue mayúsculas y minúsculas, y no es sensible a los acentos (en el ejemplo: católica y Catolica dará los mismos resultados).
en la liturgia: Salmo 102
se utiliza en:
- miércoles de la cuarta semana: Oficio de lecturas
1 [De David.] Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
2 Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios.

3 Él perdona todas tus culpas
y cura todas tus enfermedades;
4 él rescata tu vida de la fosa,
y te colma de gracia y de ternura;
5 él sacia de bienes tus anhelos,
y como un águila se renueva tu juventud.

6 El Señor hace justicia
y defiende a todos los oprimidos;
7 enseñó sus caminos a Moisés
y sus hazañas a los hijos de Israel.

8 El Señor es compasivo y misericordioso,
lento a la ira y rico en clemencia;
9 no está siempre acusando
ni guarda rencor perpetuo;
10 no nos trata como merecen nuestros pecados
ni nos paga según nuestras culpas.

11 Como se levanta el cielo sobre la tierra,
se levanta su bondad sobre sus fieles;
12 como dista el oriente del ocaso,
así aleja de nosotros nuestros delitos.

13 Como un padre siente ternura por sus hijos,
siente el Señor ternura por sus fieles;
14 porque él conoce nuestra masa,
se acuerda de que somos barro.

15 Los días del hombre duran lo que la hierba,
florecen como flor del campo,
16 que el viento la roza, y ya no existe,
su terreno no volverá a verla.

17 Pero la misericordia del Señor dura siempre,
su justicia pasa de hijos a nietos:
18 para los que guardan la alianza
y recitan y cumplen sus mandatos.

19 El Señor puso en el cielo su trono,
su soberanía gobierna el universo.
20 Bendecid al Señor, ángeles suyos,
poderosos ejecutores de sus órdenes,
prontos a la voz de su palabra.

21 Bendecid al Señor, ejércitos suyos,
servidores que cumplís sus deseos.
22 Bendecid al Señor, todas sus obras,
en todo lugar de su imperio.

¡Bendice, alma mía, al Señor!
1-2 Introducción al himno. Comienza en forma individual.
3-5 El salmista da gracias por los beneficios experimentados: ante todo, el perdón de los pecados; y junto con esto, el haber sido librado del peligro de muerte, de modo que su vida parece volver a empezar en una nueva juventud.
6-8 De la experiencia personal, pasa a las grandes experiencias históricas del pueblo. Dios hace justicia defendiendo al oprimido contra el opresor. En el verso 8 leemos la gran definición de lo que es Dios: una fórmula cúltica que concentra muchas experiencias de convivir con Dios.
10 En su actuación frente al pecado de los hombres, muestra Dios principalmente su misericordia: la confesión humilde es la gran apelación.
11-13 En tres comparaciones va creciendo la intensidad hasta esa cumbre del salmo: la ternura casi paternal de Dios.
14 Una manera de amor es la comprensión de la debilidad.
15-18 La brevedad de la vida humana sirve de contraste a la duración de la misericordia divina: manifestada de modo concreto en el seno de la alianza. Los mandamientos son las condiciones de dicha alianza.
19 La parte final se abre con una confesión de himno.
20-22 El salmista invita a todos los ángeles y criaturas para que se unan a su alabanza. Porque los beneficios de Dios superan un grupo, una generación, y exigen la alabanza universal.
22 Así puede terminar el salmo con una inclusión, enriquecida por la alabanza universal.
Los versículos entre [] no se leen en la liturgia

Para el rezo cristiano

La paternidad de Dios es en el AT una comparación, una imagen sugestiva. Pero cuando el Hijo se hace hombre, hermano nuestro, nos hace a todos hijos de Dios. La paternidad de Dios ya no es una simple imagen, sino la gran realidad de nuestra vida: nos llamamos y somos hijos de Dios.

«Mirad qué amor nos tiene el Padre: nos llamamos hijos de Dios y lo somos» (1 Jo 3,1). «Porque hijos de Dios son los que se dejan guiar por el Espíritu de Dios. El Espíritu que habéis recibido no es un espíritu de esclavos que os vuelva al temor, sino un espíritu de hijos que nos hace capaces de gritar 'Abba (Padre)’. Ese mismo Espíritu asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios» (R 8,14-17).

En Cristo se revela el amor del Padre, su comprensión de los hombres, su misericordia perpetua.

Comentario exegético

De los Santos Padres

Catequesis de Juan Pablo II

Catequesis de Benedicto XVI

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