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San Simforiano, mártir
fecha de inscripción en el santoral: 22 de agosto
†: s. III/IV - país: Francia
otras formas del nombre: Symphoriano, Sinforiano
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
Elogio: En Autun, en la Galia Lugdubense, san Simforiano, mártir, al que, mientras era llevado al suplicio, desde la muralla de la ciudad su madre exhortaba con estas palabras: «Hijo, hijo, Simforiano, pon tu pensamiento en Dios vivo. Hoy no se te quita la vida, sino que se te cambia por una mejor».
Patronazgos: patrono de los niños, estudiantes, vendedores ambulantes; para invocar contra la sequía.

San Sinforiano fue martirizado en Autun, en el siglo II o III. La ciudad de Autun era una de las más antiguas y famosas de la Galia. En la época a la que nos referimos, se practicaba intensamente en dicha ciudad el culto de Berecintia (Cibeles), Apolo y Diana. En determinado día del año, se transportaba con gran pompa la estatua de Cibeles sobre un carro, por toda la ciudad.

En una de esas procesiones, Sinforiano faltó al respeto a la imagen y fue apresado por la multitud y conducido ante Heraclio, el gobernador de la provincia. Heraclio le preguntó por qué se rehusaba a venerar la imagen de la madre de los dioses. El santo respondió que era cristiano y sólo adoraba al verdadero Dios; manifestó además que, si tuviese un martillo entre las manos, destruiría la estatua. El juez consideró esta respuesta como un acto de impiedad y rebelión y preguntó a los presentes si Sinforiano era ciudadano de Autun. Uno de ellos respondió: "Sí, pertenece a una noble familia de la ciudad". El juez dijo entonces a Sinforiano: "Tal vez te portas así pensando que tu linaje te protege, o quizá ignoras las órdenes del emperador". En seguida ordenó que se diese lectura al edicto imperial, y dijo al mártir: "¿Qué respondes a esto, Sinforiano?" El mártir volvió a manifestar su desprecio por el ídolo, y el juez le mandó apalear y encarcelar.

Más tarde, Sinforíano compareció de nuevo ante el tribunal y se mostró tan firme como la primera vez. Heraclio le condenó a morir por la espada por haber traicionado a los dioses y a los hombres. Cuando Sinforiano se dirigía al sitio de la ejecución, recogen las "Actas" que su madre, que estaba junto a la muralla de la ciudad para verle pasar, le gritó: «Hijo, hijo, Sinforiano, pon tu pensamiento en Dios vivo. no podemos temer la muerte, que conduce sin duda a la vida. Mantén el corazón en alto, hijo, mira a aquel que reina en los cielos. Hoy no se te quita la vida, sino que se te cambia por una mejor. Hoy, hijo, migrarás, por feliz intercambio a una vida superior.»

El santo fue decapitado. Su cadáver fue sepultado en una cueva, cerca de una fuente. A mediados del siglo V, San Eufronio, obispo de Autun, construyó allí una iglesia en su honor.

Hay alusiones y dedicaciones de iglesias que prueban que realmente existió. Ruinart incluyó sus actas entre las Acta Sincera. El cuadro es: «Martirio de san Sinforiano», de Jean-Auguste-Dominique Ingres, 1834, En la Catedral de San Lázaro, en Autun.

 

fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
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ingreso o última modificación relevante: 22-8-2018
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