Aunque lógicamente Gandhi no era cristiano, bueno no era bautizado, sin embargo esta plegaria suya, pues parece como dirigida al Papá de Jesús, y, de todos
Señor ayúdame a decir la verdad delante de los fuertes y a no decir mentiras para ganarme el aplauso de los débiles.
Si me das fortuna, no me quites la razón. Si me das éxito, no me quites humildad. Si me das humildad, no me quites dignidad.
Ayúdame siempre a ver el otro lado de la moneda. No me dejes inculpar de traición a los demás por no pensar igual que yo. Enséñame a querer a la gente como a mí mismo y a no juzgarme como a los demás.
No me dejes caer en el orgullo, cuando triunfe. Ni en la desesperación, cuando fracase. Más bien, recuérdame que el fracaso es la experiencia que precede al triunfo.
Enséñame que perdonar es lo más grande del fuerte y que la venganza es la señal más primitiva del débil.
Si yo faltara a la gente, dame valor para disculparme. Y si la gente faltara conmigo, dame valor para perdonar.
Señor si yo me olvido de ti, no te olvides nunca de mí.