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El Testigo Fiel
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«Mira que estoy a la puerta y llamo,
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Oración: Las siete últimas palabras de Nuestro Señor clavado en la cruz
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Llegados a un lugar llamado Gólgota -esto es: «Calvario»- le dieron a beber vino mezclado con hiel; pero él, después de probarlo, no quiso beberlo. Una vez que le crucificaron, se repartieron sus vestidos, echando a suertes. Y se quedaron sentados allí para custodiarle. Sobre su cabeza pusieron, por escrito, la causa de su condena:

«Este es Jesús, el Rey de los judíos.»

Y al mismo tiempo que a él crucifican a dos salteadores, uno a la derecha y otro a la izquierda.

Los que pasaban por allí le insultaban, meneando la cabeza y diciendo:

-«Tú que destruyes el Santuario y en tres días lo levantas, ¡sálvate a ti mismo, si eres Hijo de Dios, y baja de la cruz!»

Igualmente los sumos sacerdotes, junto con los escribas y los ancianos, se burlaban de él diciendo:

-«A otros salvó y a sí mismo no puede salvarse. Rey de Israel es: que baje ahora de la cruz, y creeremos en él. Ha puesto su confianza en Dios; que le salve ahora, si es que de verdad le quiere; ya que dijo: 'Soy Hijo de Dios.'» (Mt 27,33-43)

Antes de comenzar la oración, hacemos la señal de la cruz, mientras decimos:
V/. Dios mío, ven en mi auxilio
R/. Señor, date prisa en socorrerme
 
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre
y por los siglos de los siglos. Amén.
 
Rezamos un acto penitencial. Puede utilizarse ésta u otra fórmula semejante:
V/. Señor, ten misericordia de nosotros
R/. porque hemos pecado contra ti.
V/. Muéstranos, Señor, tu misericordia
R/. y danos tu salvación.
 
Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados, y nos lleve a la vida eterna. Amén.
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